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La invasión en el Este de Europa

59 bombardeos en una semana: así son los ataques masivos que Rusia multiplica sobre Ucrania

Los ataques aéreos masivos rusos se generalizan sobre Ucrania

Juan José Fernández

Juan José Fernández

Madrid

A 4.000 kilómetros del frente oriental europeo puede no resultar fácil hacerse idea, pero basta imaginar la consternación y el pavor de una noche con más de 700 drones explosivos sobrevolando España en dirección a sus objetivos: 20 a las refinerías de Tarragona, 100 al puerto y ciudad de Barcelona, otros 100 al aeropuerto y los edificios ministeriales de Madrid, 20 más a las plantas industriales de aviación en Getafe, 10 a la base OTAN de Bétera, 20 a las factorías de ensamblaje de blindados en Alcalá de Guadaíra, 20 repartidos por las plantas de energía solar de Extremadura, 30 a los astilleros navales de la bahía de Cádiz, otros tantos en Vigo y Cartagena, y decenas con destino a edificios de viviendas en las periferias obreras de las capitales…

Esa es la realidad cotidiana en Ucrania a estas alturas de la guerra. Lo ha sido también en la madrugada de este sábado, tras la que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha denunciado el bombardeo masivo de su país con 40 misiles y 580 drones. Las autoridades ucranianas han llegado a contar 741 drones explosivos llegados a su territorio en una sola noche. Fue el pasado 9 de julio, durante uno de los peores ataques aéreos masivos de la guerra. En Kiev, Jarkov, Kramatorsk, Odesa... cada noche se juega una lotería infernal en la que cada vez se reparte más la desgracia.

La maquinaria rusa de producción de drones ha convertido el ataque aéreo en tónica cotidiana, hasta alcanzar una intensidad desconocida desde la II Guerra Mundial. Los efectos son devastadores en una etapa en la que esos ataques se organizan sistémicamente, en oleada.

Esa casuística de la guerra tiene dos versiones: una contra la población civil, que llega por el aire. Otra terrestre contra los militares, que se pone en práctica en el frente. Ambas ya son un fenómeno propio de la nueva guerra del siglo XXI, en la que, como teorizó el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Teodoro Esteban López Calderón, en julio pasado en un desayuno con empresarios, “el campo de batalla hoy no tiene límites, ni hay una retaguardia fuera del alcance de las armas en la cual podamos vivir tranquilos”.

Ataque ruso en oleada

Intervalo

Entre las 21:00 h y las 6:00 h. Se aprovecha la noche por razones de visibilidad, pero también de menoscabo de la moral de los civiles, que no pueden dormir por causa de las continuas alarmas antiaéreas.

Misiles de crucero KH-101 y KH-55.

Los lanzan desde el aire cazas Sukoi 27B y bombarderos Tu-160 (foto) y con un alcance de hasta 2.800 kilómetros con carga útil explosiva. Llegan a velocidad subsónica: match 0,7

Imagen para: Misiles guiados Aire-Tierra KH 59 y KH69

Misiles guiados Aire-Tierra KH 59 y KH69

Los lanzan cazabombarderos Sukoi 27B Los KH 59 proceden del arsenal soviético de los años 80. Pueden recibir señal de satélite para guiado y volar a 70 metros de altura en la fase de impacto.

Imagen para: Misiles guiados Aire-Tierra KH 59 y KH69

Drones Geran

Fabricados ya por miles a partir del dron Shaheed iraní. Son la parte más nutrida del ataque aéreo en oleada, por su bajo coste y facilidad de fabricación. Vuelan hasta 1.800 kilómetros con coordenadas fijas de objetivo y carga explosiva de 50 kilos. De 500 a 700 es el número habitual en un ataque en oleada.

Imagen para: Drones Geran

Drones Gerber (o Gebera)

Utilizados no solo para ataque, también para reconocimiento. Envían datos con una simple tarjeta SIM telefónica. Son utilizados como señuelos para saturar las defensas antiaéreas del enemigo. Llevan menor carga explosiva que los Geran 2, pero tienen más autonomía.

Imagen para: Drones Gerber (o Gebera)

Misiles de crucero Kalibr M14

Los lanzan unidades navales rusas desde el Mar Negro. Tienen una autonomía de 2.600 kilómetros. Carga explosiva: media tonelada Suelen lanzarse entre 2 y 10 en un ataque en oleada sobre objetivos en tierra.

Imagen para: Misiles de crucero Kalibr M14

Más que la destrucción de viviendas u oficinas, los ataques aéreos rusos sobre civiles han tenido como objetivo las instalaciones energéticas, para asegurar inviernos de frío y oscuridad a los vecinos de las ciudades ucranianas.

Ahora el objetivo “parece ser también extender el miedo entre la población civil, no dejarla descansar, que piensen que salir a trabajar, a comprar o llevar a los hijos al colegio es algo muy peligroso”, explica un suboficial instructor de Toledo.

El ataque indiscriminado de objetos voladores -también de sus pedazos, que actúan como metralla cuando son destruidos- tiene doble efecto sobre la moral de la población, y para ello tira de su característica principal: ha de ser masivo. Diversos analistas de la guerra han previsto en medios occidentales que Rusia planea llegar a lanzar hasta 2.000 drones y misiles por noche en este tipo de bombardeos a distancia.

La secuencia se basa en dos factores:

Duración: unas nueve horas, entre las 21 y las 6. Los efectos, a primera hora de la mañana, provocan caos en las ciudades.

Armas: combinación de misiles de crucero de diseño especial para hacerse poco visibles al radar, de la clase KH, o Kodiak. Algunos pueden llegar al objetivo volando a 80 metros de altura. También misiles de crucero Kliber M14, habitualmente lanzados por buques en el mar Negro. Pueden participar en el ataque misiles balísticos, y se han visto también misiles supersónicos Kinzhal y Zircon. Además, tres tipos de drones en combinación: los Geran 2 -copiados de Shaheed iranís-, los Gerbera, que Rusia utiliza más para la observación y detección de señales de las baterías antidrón ucranianas, y los drones señuelo, con la forma de unos u otros, fabricados en gomaespuma u otro material ligero. Estos últimos se usan para obligar al enemigo a gastar cohetes carísimos en responder a señuelos baratísimos.

En todos los casos, cuanta más distancia tengan que volar, menos carga explosiva llevarán.

En los ataques masivos aéreos de munición merodeadora, misiles y drones, los puntos de partida son dispersos, “extendidos en grandes líneas para hacer mucho más difícil la respuesta ucraniana”, explica uno de los oficiales consultados. No es extraño, pues, que en una noche de ataque en oleada lleguen sobre territorio de Ucrania drones que parten de territorio ruso, de las zonas ocupadas del Donbás o el área de Jersón, Crimea y el mar adyacente.

Cuando esos ataques se dirigen también sobre instalaciones militares, el objetivo añadido es el cansancio de los efectivos. “Por eso para ellos es un alivio pasar 20 días adiestrándose con nosotros, porque son 20 días en los que no tienen que estar esperando en cualquier momento un bombardeo”, explica un oficial que ha trabajado en las últimas rotaciones de los 6.000 ucranianos formados en España.

Al revés que en tierra, “en este tipo de ataques el esfuerzo del que defiende es mucho mayor que el de quien ataca”, explica el oficial consultado. Al día siguiente, las baterías de defensa deben cambiar de lugar y de códigos, y hay que hacer una gran renovación logística de munición y de bienes destruidos. Al esfuerzo, además, se une la movilización de numerosos recursos de rescate, que pueden verse también saturados por incendios, derrumbes o recogida de heridos en cinco, seis, diez ciudades a la vez.

A lo largo de esta guerra de Ucrania, los especialistas del lado OTAN se muestran convencidos de que en el bando ruso la vida de los soldados se valora mucho menos que en el bando occidental.

Cuestión de doctrina. En la primera fase de la guerra, cuando los mercenarios de Wagner y los presos liberados por leva actuaban en el frente, los ataques rusos terrestres se generalizaron con grandes cantidades de soldados lanzados contra las defensas ucranianas, tratando de agotarlas aún a pesar del coste en bajas propias.

Ahora, camino de cuatro años de guerra, se deja notar el paso del tiempo y el enorme desgaste en vidas. La técnica del ataque en oleada sigue vigente, pero con contingentes menores. Consultando a especialistas de la Caballería, Academia de Infantería de Toledo y Regimiento de Infantería Barcelona 63 -los dos últimos han estado en contacto con tropas ucranianas para adiestramientos en España- se reconstruye esta secuencia tipo:

1 Concentración de las compañías que van a llevar a cabo la ofensiva en un punto a, al menos, 15 kilómetros del frente. Se busca generalmente una posición fuera de la “línea de exterminio”, el área de alcance de drones menores ucranianos con cargas explosivas antipersonal o cámaras de observación que sirvan de guía a francotiradores.

2 Explicación de órdenes de operación a oficiales y suboficiales. Aunque el ejército ruso ha evolucionado, no se deja lugar a la iniciativa o improvisación de los jefes de pelotón, justo al contrario de la doctrina que lleva a la práctica la fuerza ucraniana entrenada por ejércitos OTAN.

3 Salida hacia el lugar de despliegue. En todos los casos se busca atacar al final de la noche y antes del día, cuando los soldados defensores pueden estar más cansados.

4 Despliegue, escucha e intercepción con sistemas de guerra electrónica. Si es un entorno electrónicamente degradado, se prescinde de drones autónomos y se usarán robots voladores filoguiados con fibra óptica para observación del campo de batalla. Empiezan a menudear los drones terrestres, sobre ruedas o sobre orugas, armados con ametralladoras de control remoto.

5 Envío de pelotones de reconocimiento. Generalmente formados por cinco personas, reclutas de los peor preparados o bien mercenarios extranjeros no cualificados. En este tipo de preparaciones, al contrario de otras más específicas de ataque, el personal más expuesto inicia la ofensiva sin que se sepa bien dónde están todas las posiciones del defensor ucraniano.

6 Esos reclutas reciben el fuego ucraniano, que delata así su posición y las de otras defensas. Salvo que se hayan enviado soldados de operaciones especiales para sabotear las defensas ucranianas -miembros de las DRG, unidades de reconocimiento y sabotaje-, los reclutas ordinarios del primer grupo acaban utilizados como señuelo. De ahí algunos incidentes de rebelión de soldados rusos en el propio frente relatados por fuentes ucranianas sin contraste posible.

7 Fuego de artillería y drones sobre esos puntos de defensa ucranianos.

8 Envío de carros tortuga (fortificados contra drones con jaulas de alambre y cadenas) T62 , T72 o T80. Envío de entre dos y seis vehículos de combate de Infantería BMP 1 o BMP 2 de fabricación rusa. La primera oleada humana sale hacia las defensas ucranianas silenciosamente, para tratar de abrir brecha. Generalmente los ataques se pueden organizar por compañías, de entre 100 y 120 soldados, con la misión de consolidar el terreno controlado

9 Nuevos emplazamientos de la defensa ucraniana se descubren con la respuesta. Envío de la segunda oleada de tropa. Y la tercera… Cada oleada sucesiva incorpora militares de mayor experiencia y preparación.

Trayectorias de drones y misiles registradas por la Fuerza de Defensa Ucraniana en una noche de bombardeo de septiembre

Trayectorias de drones y misiles registradas por la Fuerza de Defensa Ucraniana en una noche de bombardeo de septiembre / Monitor War Ucrania

De forma parecida a como respondió Rusia ante la Alemania nazi en la II Guerra Mundial, se trta de basar la potencia del avance en un gran coste en bajas. Pero en la guerra de Ucrania, como tienen demostrados los hechos, “los drones clavan los movimientos en el frente”, explica un capitán instructor español.

La toma de una posición puede dejar un reguero de muertos en las filas rusas, especialmente en las etapas iniciales de la guerra, y principalmente en el frente donbasiano. El mando ruso parece considerar aceptables porcentajes altísimos de bajas. “Si de una compañía de 110-120 soldados llegan vivos al objetivo 20 o 30, ya les vale -comenta el observador de Caballería-. En los ejércitos OTAN, con una pérdida del 40% del personal, la compañía pasa a ser considera inoperativa”.

En tierra, la escasez de personal disponible para el combate aleja esta guerra de su precedente de la II Guerra Mundial. En aquel conflicto, en territorio ucraniano, la URSS podía mantener entre 200 y 300 soldados por kilómetro de frente. Con la mortandad de hoy, “pueden tener en las zonas buenas para ellos entre 30 y 40 por kilómetro”, apunta.

El saldo de los ataques aéreos no deja de crecer. Entre los pasados 5 y 11 de septiembre, según datos oficiales ucranianos, el país invadido por Rusia sufrió 59 ataques aéreos de diverso tipo, en los que fallecieron 39 civiles y 74 resultaron heridos. Los ataques alcanzaron nueve instalaciones energéticas, cinco infraestructuras de transporte, 20 edificios o barrios residenciales y 23 edificios o polígonos industriales o de oficinas.

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