Un conseller impulsa proyectos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, planificando el futuro de nuestra comunidad. Es decir gobernando. Lamentablemente, no solo con ideas se desarrollan estas actuaciones. Hace falta dinero que las impulsen.

Pero ya hace tiempo que el Consell ha dejado de gobernar, dedicándose tan solo a tratar de pagar lo que se debe, buscando ese dinero en el Gobierno central, porque en nuestra autonomía somos incapaces de satisfacer lo que nos comprometimos. Los conselleres reciben a los diferentes colectivos, prometen, les gustaría poder pagar, pero enseguida olvidan lo prometido. Porque no saben ni cuánto, ni cuándo, ni cómo. ¿Es menester para eso conselleres, consejeros y asesores y sus equipos? Porque para decir «si tengo pago y si no, no», no hacen falta. Pero proyectos de futuro ni uno.

¿Qué futuro nos espera, si no podemos resolver el presente? Ya, ni siquiera nos pueden promete. Esos políticos nos han hecho creer lo que no éramos y se han gastado lo que no tenían. Para gestionar tan mal no hace falta tanto conseller, diputado, etcétera.