El Gobierno valenciano está tomando decisiones dolorosas, pero prudentes y sabias, para acabar con la herencia socialista del despilfarro y el derroche de miles de millones de euros. ¿Y qué se les ha ocurrido a nuestros próceres, con su portentosa imaginación y preclara inteligencia? ¡Echar a los investigadores a la calle! ¡Claro! ¿Para qué sirve la investigación? Ya lo dijo alguien importante: ¡que investiguen ellos! ¡Investigar..., eso es tirar el dinero! Afortunadamente, nuestros excelsos custodios estaban bien atentos y tenemos la inmensa suerte de tener unos guías que persiguen sin desmayo el bien común, intensa y eficientemente dedicados a la cosa pública. Así pues, el Centro de Investigación Príncipe Felipe ha despedido a 108 trabajadores de los 258 empleados con los que contaba, de los cuales nada más y nada menos que 79 eran científicos (¡qué alivio, ya está bien de derrochar el dinero!). Al echarlos se han podido cerrar 14 líneas de investigación, ahorrándonos un inmenso gasto ¡Gracias, gracias...! Porque toda esta gente se pasaba el tiempo haciendo experimentos con ratoncitos y otros animalejos, a los que torturan y maltratan… ¡Ya está bien, si quieren divertirse que lo hagan con su dinero! Decían que investigaban el cáncer, pero nunca se sabe, ¡no se les puede creer! Con el dinero que malgastan, ya haría años que no habría cáncer, ni gripe ni nada. También decían que estaban haciendo experimentos para descubrir enfermedades extranjeras, como el parkinson y el alzhéimer. ¡Lo que nos faltaba: tener que pagar para que se aprovechen los de fuera! ¡En qué cabeza cabe!