En los años 50, cuando era un niño, apenas habían incendios y de proporciones insignificantes. Posteriormente vine a Segorbe como empleado de Hidroeléctrica y tampoco se daba esta circunstancia. En Soneja había once yesares y esto era suficiente para consumir grandes cantidades de leña en el funcionamiento de los hornos; también había fábricas de cerámica en las provincias de Teruel, Castellón y Valencia que utilizaban como combustible en sus hornos la leña de los montes, y por último se utilizaba para cocinar y calentar las viviendas de la zona. Este empleo masivo de la leña dejaba los montes limpios, accesibles a los caminantes y libres de los peligros de los incendios. A ello también contribuían los numerosos rebaños de ovejas y cabras.

Ahora no tenemos montes, tenemos bosques y así nos va. No sería una idea descabellada montar en estas comarcas centrales de biomasa, cada una de las cuales genera trabajo para más de 400 personas y utilizaría como combustible la leña que ya no consumen los yesares, las fábricas de cerámica y los hogares. En España ya hay más de una docena de estas centrales y en otros países como Austria es algo muy frecuente, consiguiendo dar trabajo a la gente y energía limpia.