Hace unos meses, la escritora Almudena Grandes decía en una entrevista: «El lenguaje es la expresión del pensamiento. Solamente existe lo que podemos decir, solo podemos pensar lo que podemos decir. Aquello que no podemos nombrar con palabras no existe, y tampoco puede ser pensado por nosotros. El lenguaje se empobrece. Si perdemos palabras que nombren cosas perdemos cosas».
Desde entonces, políticos y otros presuntos señores respetables influyentes traen a mi mente todos los días estas palabras, demostrando que se está perdiendo una muy importante: vergüenza. Recordemos su significado: «Turbación del ánimo, que suele encender el color del rostro, ocasionada por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena». Recordémosla. Hagamos recordarla. Que no se pierda esta palabra.