Robots teledirigidos

Escalofriante ver las imágenes de las cargas policiales tan desmesuradas el día de la huelga general. Si no fuera porque lo hemos visto, parece de auténtica película observar la llegada de la policía en una docena de furgonetas a una céntrica calle de nuestra ciudad para desalojar la zona donde cientos de ciudadanos ejercen su derecho a manifestarse. Preocupante ver como descienden en marcha y corren tras las masas como si de cabestros salidos de los chiqueros se tratara o de robots teledirigidos que no ven más allá que bultos y no a seres humanos y cargan indiscriminadamente contra todo lo que se mueve, sin mirar.

Estos policías desalmados, en lugar de invertir tanto tiempo en hacer crecer sus músculos , deberían ejercitar sus cerebros para desarrollar alguna neurona más, así mejor nos iría a todos. Esa desproporcionada agresividad con la que se ensañan enfundados en un traje y tras un casco, debería ser motivo de suspensión inmediata para ejercer su profesión. Pero peor aún es la actitud de aquellos delegados del Gobierno que desde un despacho los teledirigen.

Cuando se desprendan de sus monos y prescindan de sus armaduras, ¿reflexionarán sobre si han hecho bien su trabajo o si su actuación ha sido correcta? ¿Podrán conciliar el sueño? ¿O simplemente pensarán que son robots teledirigidos y programados para recibir ordenes al activar sus electrodos y cargar contra todo aquel que se manifieste o pase casualmente por allí? Clara Sánchez. Valencia.