El tartazo en la cara

Mi hijo pequeño escuchó en el telediario la pérdida del gran Miliki. No pertenece a esa generación de los 60 que creció con los payasos de la tele. Es del nuevo siglo, pero ha vivido la pérdida de Emilio Aragón como nosotros la de Fofó, Gaby o Félix Rodríguez de la Fuente. La familia Aragón contribuyó a fortalecer esa red familiar, que hoy es la salvación de millones de parados. Dicen que esta protección de la familia está amortiguando la llama de la rebelión popular ante los desmanes de banqueros, políticos y especuladores. Ya veremos lo que dura, porque la banca ha perdido la oportunidad histórica de expiar sus culpas objetando la ley de desahucio actual por propia iniciativa, asumiendo su desproporción y paralizando las ejecuciones hasta que se elaborara una nueva, más justa y equitativa „malos tiempos para hablar de justicia y equidad, con «tasazos» como el de Gallardón„. No les convenía provocar a las masas, ¡si éste es un país de pagadores! Pero, mirando hacia otra parte, ahora sólo les queda esperar el tartazo en la cara, como los que recibía el gruñón señor Chinarro, ¿recuerdan?

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