Encerrado

Hace tres o cuatro años que no salgo de Alaquàs, mi pueblo, porque me desplazo en mi scooter y, qué fatalidad, los autobuses que te llevan a Valencia no tienen rampa para subir la silla (o moto, como digo yo y me dicen muchos críos por la calle); o sí la llevan pero no funciona; o tiene que bajar el conductor a ponerla y no quiere. El PP en Alaquàs (aquí oposición) reclama la adecuación de las paradas de autobús en el pueblo, la mejora de los accesos a las paradas, la reparación de las marquesinas€ pero ¿para qué quiero acceder a la parada del autobús si después no voy a subir al vehículo? La alcaldesa (del PSOE) me pide una carta de apoyo porque van a reclamar la actualización de las flotas de autobuses: que sean modernos, adaptado para personas con discapacidad usuarias de sillas de ruedas pero veo a una amiga, compañera en estas luchas, que me dice que su «carta de apoyo» la envió a la alcaldesa hace año y medio y nada, que ha interpuesto denuncias y nada. Los convenios con las empresas de autobuses los firman, en su caso, las consellerias y en la valenciana está el PP, con lo que la decisión de la oposición en el pueblo me parece una tomadura de pelo. Aunque fuese votante o militante de los populares, como persona con discapacidad usuaria de silla de ruedas, me parecería casi una ofensa. En definitiva, continuaré encerrado en mi pueblo si no encuentro un amigo o un vecino que me acerque en coche a Valencia. Entonces tengo que ir con muleta y eso es otra historia.

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