La muerte de un amigo

Cuando me enteré de la muerte de un buen amigo y mejor persona se me encogió el corazón. Su hermana me informó por teléfono de que le llamó para «despedirse de ella y decirle que en el cielo estaría con sus padres ya fallecidos». Muchos le conocieron y las opiniones encontradas siempre aparecen en estos casos, sobre todo con personas como ésta, que de vez en cuando se alteraba, pero siempre, al día siguiente o unas horas después, si se había equivocado no tenía ningún problema en llamarle por teléfono al ofendido y pedirle disculpas sinceras. Se fue un amigo, un verdadero amigo por culpa de esta maldita crisis que estamos padeciendo gracias a los ineptos que nos dirigen. Una víctima más del despropósito (le habían embargado todo: piso, coche, etc.) Adiós para siempre, querido amigo. Quienes te conocimos de verdad te recordaremos con cariño siempre.

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