El extraño caso de la jueza Alaya

Carlos Rada

Todo lo relacionado con la jueza Alaya resulta raro y extraño. El comportamiento, la forma de ser y la manera de hacer justicia de esta misteriosa señora no son habituales. Con cierta rigidez, camina altiva y orgullosa, semblante inexpresivo, posiblemente para evitar que le salgan arrugas. A su alrededor hay un círculo imaginario de seguridad que nadie osa traspasar, no admite micrófonos, no admite preguntas. Su forma de trabajar no es menos extraña, utiliza la justicia políticamente, de forma torticera, imputa y reactiva el caso de los ERE en los momentos que más interesan a los que, posiblemente, sirve.

La lió con Chaves y Griñán, no quería que pasaran a ser juzgados por el Supremo para seguir utilizándolos como punta de lanza contra la Junta de Andalucía, las autoridades judiciales tuvieron que llamarla al orden. Encarceló dos veces al máximo imputado y las dos lo dejó en libertad.

Actualmente está investigando las empresas públicas cuyos resultados, si encuentra irregularidades, hará públicos cuando le interese, no hay que olvidar que las elecciones están cerca. Utiliza al PSOE como saco de boxeo, al que golpea en momentos calculados. Se han quejado de esta circunstancia, pero para el PP esto es no respetar las decisiones judiciales, precisamente ellos que por motivos mucho menos graves han insultado, denigrado y apartados a ciertos jueces de la carrera judicial porque perjudicaban sus intereses.

En esta coyuntura, el resto de la oposición mira para otra parte, dejando al PSOE a los pies de los caballos. A esta enigmática señora no le interesa resolver el asunto de los ERE, así los medios siguen hablando del asunto para tapar la corrupción del PP y facilitar que se haga con Andalucía, o que la acaben nombrándola ministra de Justicia como agradecimiento por los servicios prestados. Sea como fuere, algún día sabremos lo que hay detrás del extraño comportamiento de esta extraña señora.

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