Hace escasos días escuchábamos en los medios de comunicación que el magnate millonario y presidente de EE UU, Donald Trump, cumplía un año en el poder desde que juró el cargo para sorpresa e indignación de muchos norteamericanos. ¿Ha cumplido sus amenazas y promesas electorales? Prometió derrocar el Obamacare (sistema sanitario), también construir un muro que les separaría de México y que sería pagado por los vecinos y juró vetar la entrada en el país a los inmigrantes procedentes de países musulmanes. Pues bien, la justicia americana se lo ha tumbado, los conflictos internos en su partido o la dedicación del tiempo a insultar a la prensa («fake news», que diría él) y a meterse en conflictos internacionales que nadie le ha llamado.

Esto solo ha sido el principio, el primer año, la cuarta parte de su mandato, todavía quedan tres y quién sabe si alguno más, lo que nos conllevará a seguir hablando del presidente con menor índice de popularidad de la historia en el continente estadounidense.