Quieren presenciar una riña de mujeres, vestidas con ropa tropical en pleno invierno, gritándose e insultándose de parte a parte de la calle. Pues, pasen y vean. Quieren ser testigos de cómo agentes de la Policía, porras en mano con guantes negros, bajan de dos furgones, dispuestos a separar, interrogar y detener a algunos hombres y mujeres ebrios algunos, embroncados otros y retadores otros. Pues, pasen y vean. Quieren ver a un hombre, llorando, moqueando y esputando a la puerta de un portal de vecinos. Pues pasen y vean. Pasen y vean el espectáculo casi diario desde hace meses, que tiene lugar a las puertas de un local de ocio de la avenida de La Plata, frente al Ilustre Colegio de Médicos. Súmense, juntos a sus hijos si les parece, a esos corrillos de observadores y observen modelos alternativos de ciudadanía. Y si creen que es un lugar santo, porque a la puerta tienen una hornacina con una Virgen María y una luz perpetua, no se confundan, debe ser un mensaje para los que allí se acercan: De aquí al cielo. Al cielo que ofrece la ebriedad y la pérdida de conciencia debida a las bebidas espirituosas. Tal vez las autoridades locales podrían intervenir en el mantenimiento de una ciudad más amable, acercándose a este local y prevenir estos espectáculos.