Hace pocas semanas, un inmigrante, africano sin documentación, salvó de las llamas a un hombre, joven aunque limitado en su capacidad de movimiento, al que se le había prendido fuego el piso en que vivía. Estos jóvenes africanos son un portento físico, y este pudo trepar por la fachada y sacar al accidentado de aquel desastre. Le han «premiado» otorgándole generosamente los papeles que necesitaba para trabajar y, por lo tanto, para vivir en España. Seguro que esto nos parece moralmente impecable. Nos parece bien que, a partir de ahora, los jóvenes inmigrantes se dediquen a emular a Spiderman, salvando la vida a niños y viejecitas para recibir en premio los tan deseados papeles. Al fin y al cabo, ya se han jugado el pellejo cruzando el mar en unos botes similares a los que utilizan nuestros hijos en la piscina de la comunidad. ¿Estamos seguros de que es esto moralmente aceptable?, ¿se tienen que jugar la vida dos veces para que les demos permiso para vivir como una persona?