Gobiernos de todos los países trabajan contrarreloj por encontrar la ansiada vacuna del COVID-19. España también se ha unido a esta búsqueda, invirtiendo 30 millones de euros en la investigación científica. No obstante, si hay una cosa en la que todos coinciden es que el proceso será lento, pues la ciencia no estaba preparada para este virus.

La investigación científica de enfermedades infecciosas nunca ha sido una prioridad para los países del primer mundo. Oportunidades no nos han faltado. El Ébola ha matado en África a miles de personas durante décadas. También el SARS, un virus muy parecido al COVID-19, al que la ciencia no le dedicó demasiada atención, nos dio una oportunidad para poder afrontar con más garantías la actual crisis sanitaria. Sin embargo, no nos ha interesado invertir en algo que no nos afectaba y hemos preferido apartar la mirada y dedicar este dinero a sectores que benefician más a la economía, como la industria cosmética. España no es una excepción en esto, la inversión en investigación científica no ha sido nunca una prioridad para ningún gobierno. Bien nos lo dicen desde jóvenes: "si quieres dedicarte a la investigación vete al extranjero, que en España no hay trabajo".

Entre las desgracias que acompañan a este virus, también podemos esperar algunas cosas buenas. Una de ellas podría ser que España decida invertir más en investigación científica, y así estar mejor preparados de cara al futuro. Como estudiante de bachillerato tengo la esperanza de que a partir de ahora se nos dé la oportunidad de aportar nuestro talento para mejorar la vida y la salud de las personas.