En estos tiempos de angustia que nos está tocando vivir, quisiera compartir una preciosa historia. Una amiga mía y su prometido tenían previsto casarse el sábado. Cuando, poco antes de la declaración del estado de alarma, la Comunidad Valenciana ordenó el cierre de todos los restaurantes, la pareja se vio obligada a cancelar la celebración, pero decidió seguir adelante con la ceremonia. Nos informaron de que iban a contraer matrimonio en la fecha anunciada, con asistencia de los familiares y los amigos más cercanos que pudieran desplazarse. Tras la declaración del estado de alarma, ni siquiera eso era posible. No obstante, esta semana nos dieron a todos los invitados una lección al comunicarnos que seguían firmes en su decisión de casarse contra viento y marea. Sin vestido de novia ni traje, ni arroz, ni fiesta, ni música, y sin poder compartir el día más importante de sus vidas con sus seres queridos. No querían esperar más para empezar una vida juntos como marido y mujer y construir una familia, y para eso no hace falta más que amor y una promesa. Finalmente, han contraído matrimonio en la sola presencia de un sacerdote y los testigos, regalándonos a los demás el consuelo de poder seguir la ceremonia en streaming. No han permitido que ni una pandemia pudiera con su proyecto.

Chicos, que seáis enormemente felices y que nos contagiemos todos de un amor así. ¡Viva los novios!