Desde la terraza observo la calle como un puzzle inacabado. Falta el griterío del parque, no diviso a los chavales que creyéndose invisibles tras los setos del fondo fuman sus cigarros aliñados. No hay atisbo de los vecinos del segundo que sobre estas horas llegan con las cestas llenas de productos de su campo.

No veo a la cuadrilla encaminarse a tomar una cerveza al bar de "los hermanos" ni petardean las motos vacilantes bajo la ventana de la chica del tercero.

Imagino que pronto, poco a poco, el puzzle se irá formando de nuevo, pero lo peor de todo esto, es que para entonces puede, que hayamos perdido alguna pieza.