En estos últimos meses estamos viviendo una situación diferente y extraordinaria para todos nosotros, pero no todos la viven de igual manera.

En algunos casos para sobrellevar el confinamiento tan solo es necesario tener cubiertas las necesidades básicas, así como mentalizarse de la situación de reclusión total, lo cual ya es suficientemente arduo.

En nuestra sociedad contemporánea hay personas que dependen de otras debido a su baja autonomía personal, sea por el motivo que sea y durante estos días nos damos cuenta de lo que esta situación puede acarrear en contextos familiares de este tipo.

Los cuidadores pasan gran parte de su tiempo atendiendo a otra persona con la que comparten vínculos tanto sentimentales como legales, pero como ser humano también necesitan ser cuidados de alguna forma, no solo con el apoyo familiar el cual es evidentemente necesario, sino también con las ayudas que pueda proporcionar el estado.

Las ayudas que se ofrecen podrían verse mermadas por la posible e inminente crisis económica que puede acarrear este parón en la economía del país.

En conclusión existe una creciente preocupación entre este colectivo ante la incertidumbre de un futuro incierto.

¿Afectará esta crisis sanitaria a las ayudas sociales de este colectivo silencioso? ¿La sociedad lo consentirá?