En los últimos tiempos y más si cabe con la crisis actual en los continentes occidentales y asiático hay pueblos olvidados con crisis bélicas, hambrunas, desplazados, refugiados que poca (por no decir nada) atención se les está prestando. Son los conflictos bélicos vigentes en 2020 en los que destacan las guerras de Siria y Yemen, el conflicto en Oriente Próximo -agravado por la tensión entre Estados Unidos e Irán-, las complejas y múltiples luchas en el Sahel (Malí, Níger o República Centroafricana) y la guerra olvidada de Sudán del Sur.

Siria

La guerra en Siria inició hace casi ya una década, en marzo de 2011 y aún hoy es una de las guerras activas en 2020.Es la más larga y cruenta de la región. Por el tamaño y la población del país, ha generado una de las crisis de refugiados más graves desde la II Guerra Mundial. Desde entonces, se ha cobrado la vida de 380 000 personas, según datos del Observatorio Sirio por los Derechos Humanos; de ellos, 115 000 son civiles. Pero este conflicto no solo ha dejado a su paso muerte: los ataques y bombardeos de ambos bandos han destruido prácticamente la totalidad el país (infraestructuras, escuelas, hospitales, viviendas, etc.)En 2020, nueve años después del inicio de los combates, 6,1 millones de personas están desplazadas de sus hogares en otros puntos del país y 5,6 millones son refugiados en otros países de la región. El estado que acoge un mayor número de refugiados sirios es Turquía, donde se encuentran más de 3,6 millones de personas que tuvieron que huir a causa de la guerra en el país vecino.

Yemen

En 2020 se cumplen cinco años de la guerra civil yemení, una lucha que se inició como consecuencia del golpe de Estado de 2014 y que a día de hoy aún enfrenta a las fuerzas separatistas del sur con las leales al gobierno del presidente Al-Hadi. el país se ha convertido en el escenario de una de las peores crisis humanitarias del planeta. Este conflicto ha venido a agravar la ya de por sí difícil situación de uno de los países árabes más pobres: entre sus consecuencias más devastadoras, la terrible hambruna que sufre más del 60% de la población y el brote de cólera que ha dejado a su paso más de 2 000 muertos y afecta a más de medio millón de personas, de las que se estima que el 41% son menores de 15 años. La extensión del conflicto por toda la región, el colapso de la economía, la inseguridad alimentaria y el derrumbamiento de los servicios públicos básicos han generado que el 80% de la población necesite ayuda humanitaria para sobrevivir.

La ONU alerta de que la de Yemen podría ser la peor hambruna de los últimos 100 años en el mundo. El 53% de la población no tiene nada que comer y más de un millón y medio de niños sufren desnutrición aguda. ACNUR calcula que en 2018 hubo 264.300 nuevos desplazados internos.

Oriente Próximo

La eterna lucha entre Israel y Palestina, las guerras de Irak y Afganistán y las graves tensiones entre Estados Unidos e Irán son los principales escenarios de Oriente Próximo uno de los conflictos bélicos vigentes en 2020 que persiste con el paso del tiempo.

El conflicto en Irak entre grupos armados y las fuerzas gubernamentales en los últimos años generaron que en 2018 hubiera 1,8 millones de desplazados internos en el país. El 53% de los desplazados en Irak son niños. El país no se encuentra totalmente pacificado y muchos desplazados siguen sin poder regresar a sus casas, Irak fue el país con mayor número de retornados en 2018, con 945.000.

Afganistán ha sido uno de los grandes focos de inestabilidad y desplazamientos forzados en Asia Central. Tras la salida de las tropas soviéticas en 1989 el país comenzó una nueva etapa de violencia interna que culminó en la intervención de la OTAN en 2001.

El país vive azotado por las luchas insurgentes desde entonces. Hay más de 5,1 millones de desplazados forzosos de Afganistán entre refugiados, desplazados internos y solicitantes de asilo.

Sahel

El Sahel es una amplia franja que va de un lado al otro del continente africano, desde el norte de Senegal al norte de Etiopía y en cuyo seno se aúnan múltiples conflictos armados como consecuencia de intereses geopolíticos, luchas étnicas y la fragilidad de los estados -en los que imperan la corrupción y los regímenes autoritarios-; situación que se agrava porque además, muchos de estos países están a la cola en el Índice de Desarrollo Humano. Así nos encontramos, por ejemplo, con el conflicto de Malí que enfrenta a tuaregs y yihadistas; el conflicto contra Boko Haram en Níger, Chad, Camerún y Nigeria; o el de la República Centroafricana.

Sudán del Sur

Conocida como la nación más joven del mundo .El conflicto armado que comenzó en 2013 hay que sumarle un subdesarrollo económico crónico que ha llevado a millones de personas a la miseria. Tras declararse la independencia respecto de la República de Sudán en 2011, el presidente y vicepresidente del gobierno del nuevo país entraron en conflicto por tener el control de los numerosos recursos naturales que posee: diamantes, oro, plata, volframio, cobre, zinc€ Una vez más, en un país con tanta riqueza, son los más débiles quienes sufren las consecuencias; y no solo sufren los efectos de la guerra, ya que la población de Sudán del Sur además padece una de las hambrunas más grandes del planeta

El 65% de las personas forzadas a abandonar sus hogares son menores de 18 años. Actualmente hay 4,2 millones de desplazados forzosos de Sudán del Sur que son desplazados internos, refugiados y solicitantes de asilo. Los países de acogida tienen graves problemas económicos y no cuentan con la infraestructura necesaria para dar una adecuada acogida a tantas personas refugiadas.

Somalia

Somalia, considerado en muchas ocasiones como ejemplo paradigmático de estado fallido, lleva en guerra interna desde los años 90 del siglo pasado. La mayor parte del país está fuera de control del Gobierno central, que en los últimos años ha logrado recuperar su influencia en el sur del país tras una ofensiva apoyada por la Unión Africana.

A la violencia armada hay que sumar los estragos del cambio climático. Más de 2 millones de personas se han convertido en desplazados a causa de la sequía en Somalia, las inundaciones y el propio conflicto. Esto ha provocado que la población desplazada internamente se duplique, alcanzando los 2,6 millones.

No debemos de olvidar las crisis que se están viviendo en las antípodas de nuestro bienestar. Son sacudidos por cruentas guerras, hambrunas, desplazados y aunque geográficamente están lejos, no debemos de darles la espalda.