Los histéricos llorones europarlamentarios británicos traen a la memoria la alegría desacerbada de aquellos británicos euroescépticos y ahora también de los que están de acuerdo con salirse del resto de Europa, puesto que nunca se han sentido continentales, siempre han aceptado su aislamiento y su característico supremacismo. También intentando hundir el turismo español, procediendo a poner en cuarentena de forma unilateral a todos los españoles o británicos que vayan a Ingleterra por el coronavirus. Y hacia España. Insultos, humillaciones, falta de empatía hacia los españoles que trabajan en Gran Bretaña, nos hacen pensar que sus relaciones con otras personas no son las correctas. En el Peñón de Gibraltar se habla español con acento andaluz, no les pagan la Seguridad Social a los españoles que allí trabajan,y creo que ya va siendo hora que el Gobierno de turno prepare en el Campo de Gibraltar y en La Línea de la Concepción empresas capaces de asumir la mano de obra de españoles que pasa todos los días a trabajar. Ellos que se queden con su libra, con su bolsa típica de cotizaciones, on su conducción por la izquierda, etc. Me sorprende también el ínclito Picardo, y que siendo una colonia Gibraltar lo nombren ministro y además principal. En mi opinión es un alcalde y nada más, eso sí viviendo a todo lujo en la Urbanización Soto Grande de Marbella, cuando no ha parado nunca de injuriar a España y a todos los españoles. Han ampliado ilegalmente su aeropuerto y han anunciado que harán un gran complejo urbanístico en la Roca. Y va González Laya y se reune bilateralmente con Picardo. Demencial. Recordemos cuando Felipe VI visitó Inglaterra y reivindicó Gibraltar y fue contestado que el Peñón nunca será negociable. Se ha arriado la bandera de Gran Bretaña en la Unión Europea, y me gustaría que se arriase también en Gibraltar. Hay mercados económicos, turísticos y financieros fuera de Gran Bretaña, y no se acaba el mundo aunque no vengan. Adiós. Adiós.