Estos días se cumple el 30 aniversario de lo que probablemente fue la cúspide de la seguridad y el bienestar europeo. En aquellos tiempos de muros que caían y amenazas que se desvanecían (en apenas unos años se pasó de la destrucción mutua asegurada a una inolvidable época de vientos de cambio a la que ni siquiera le faltaba una gran banda sonora gracias a Scorpions), sólo faltaba por zanjar definitivamente la amenaza islamista, como así empezó (por nosotros y para bien de nuestros intereses) el pueblo de un Irak atrasado, pero diferente al que conocemos. Irak (quien mejor que quien enfrentó al Irán post revolución en nombre de Europa) empezó la ocupación de los califatos terroristas. Sin embargo, cedimos a los intereses de Arabia Saudí: no solo permitimos que los expulsaran sino que además participamos activamente. Dañamos más allá de toda capacidad de reparación al país clave para salvaguardar nuestros intereses.

Se suponía que estábamos viendo como Irak comenzaba a erradicar el islamofascismo, y lo que sucedió fue el principio del fin de nuestro mejor colaborador...y del inicio de la invasión lenta y silenciosa de Europa por el islam, todo para tener contento a nuestro verdadero dueño, Arabia Saudi y su principal brazo armado, USA