El fenómeno de las motos compartidas o en ‘sharing’ se hace cada vez más presente en las calles de València. No cabe duda de que se trata de una aportación importante para solucionar los problemas de movilidad en la ciudad. Sin embargo, con ellas han llegado problemas directamente vinculados a la indisciplina viaria. Todos los días vemos vehículos de cualquiera de las empresas que operan en la capital aparcados en sitios inverosímiles: en las aceras en pleno paso de peatones, en la calzada cruzadas de cualquier forma... por no hablar de cuando deciden tomar las plazas reservadas en las calles como auténticas bases para dejarlas descansando mientras nadie las usa, privando de su uso a los motoristas que nos movemos por València. Todo ello, además, mientras no pagan ni un euro de impuestos al municipio, ante la incompetencia del Ayuntamiento para poner en marcha una tasa como a cualquier otro negocio; eso sí, a los conductores propietarios de nuestras motos, el consistorio no se olvida de pasarnos al cobro el correspondiente impuesto cada año...