La actual asistencia semipresencial a clase del alumnado en la enseñanza secundaria hace que los profesores no podamos impartir todo el currículum establecido para nuestras materias, ya que disponemos de la mitad del tiempo normativamente asignado para su desarrollo. Como consecuencia, el ritmo es muy lento. En el intento de compensar este problema, las clases se han vuelto más transmisivas, no facilitándose con ello la atención individualizada del alumnado, lo que dificulta su seguimiento. Además, esta asistencia discontinua a clase implica que el profesorado debe repetir la misma clase a cada uno de los subgrupos formados en diferentes días, con jornadas intermedias sin clase, lo que provoca una disrupción tanto en las rutinas de estudio como en el aprendizaje de los contenidos. Estos inconvenientes y limitaciones se agravan especialmente en segundo de bachillerato, ya que nuestros alumnos finalmente se tendrán que examinar en la EBAU de todo lo que está dispuesto oficialmente, pero es muy probable que al final del curso sólo se haya podido tratar en clase algo más de la mitad de lo regulado. Con ello, los estudiantes de nuestro instituto se están viendo discriminados con respecto a los de otros centros, tanto públicos como concertados, que sí asisten a clase a diario y que, por tanto, sí podrán acabar el curso habiendo estudiado en clase todos los contenidos de los que finalmente se van a examinar para acceder a la universidad. ¿Cómo se explica que en la mayoría de colegios e institutos los alumnos de segundo de bachillerato pueden asistir a clase todos los días y en el nuestro sólo en días alternos? Este hecho diferencial provoca una gran preocupación en nuestra comunidad educativa. El perjuicio que esta situación está ocasionando a nuestro alumnado no se debería mantener por más tiempo. Urge que se realicen las acciones que se consideren oportunas para evitar el menoscabo educativo que actualmente sufren nuestros alumnos con respecto a otros que sí que pueden asistir a clase todos los días. Lo contrario sería un abandono incomprensible e imperdonable que causaría (lo está haciendo ya) un grave daño en su formación, con consecuencias inmediatas que afectarán negativamente (puede que de forma irreversible) a su futuro académico.