Hace unos días, el Consell publicaba un decreto de aprobación del reglamento regulador del alojamiento turístico en la Comunitat Valenciana. Se armó tal revuelo entre autocaravanistas que tuvo que salir a rectificar o aclarar la prohibición de la pernocta de autocaravanas.Más allá del hecho puntual, me interesa destacar la generalización con la que (demasiado) a menudo tendemos a generalizar y catalogar a un colectivo por la actitud o comportamiento de uno de sus miembros. Así, decimos que las mujeres no saben conducir, que los andaluces son vagos o que quienes viajan en furgoneta y autocaravana son poco menos que andrajosos perroflautas carentes de civismo.Esta actitud resulta del todo pueril y equivocada: no podemos juzgar a todos los que viajan en furgoneta por la actitud de unos cuantos, y no podemos prohibir una actividad porque haya quien la ejerce de manera incorrecta. Pondré un ejemplo: si tu vecino de la derecha pasea a su perro y no recoge sus excrementos, pero tu vecino de la izquierda sí, no podemos decir que todos los dueños de perros son unos incívicos y que hay que prohibir sacar a la calle a los perros.Todos hemos visto a camioneros que viajan y duermen en sus vehículos, que comen al lado de este y que incluso si lo necesitan, por qué no, lavan su ropa y la secan colgada del camión. Todos hemos visto también (y tal vez lo hayamos hecho) a familias comiendo en el campo, con su mesa y sus sillas, incluso con un hornillo para hacer el café. Pero, ¡oh!, peligro: si tu vehículo es una furgoneta o autocaravana y haces cualquier cosa de las mencionadas, entonces ya te conviertes ‘ipso facto’ en un peligro para la humanidad, y más aún si se te ocurre orinar en el campo (como si los primeros no lo hicieran). Olvidamos, o desconocemos, que la mayoría de estos vehículos cuentan con un WC portátil (el mismo que usan las embarcaciones de recreo, por cierto) y con depósitos para agua limpia y sucia, por lo que no podemos generalizar y decir que van ensuciando por donde pasan. Obviamos que este modo de viajar es una elección, ni más barato ni peor que estar en un hotel o en un camping (una furgoneta camper nueva no la encuentras por menos de 30.000 euros). Y miramos de lado a países en los que la cultura de la autocaravana está totalmente instalada y aceptada.No se trata de prohibir y ya, se debe concienciar, educar y respetar. Solo así progresaremos.