Cada día se ven más altercados y manifestaciones violentas por culpa de la política. El populismo reina en nuestro país y a los políticos les encanta gritar a voces lo que sus votantes quieren escuchar. Y a estos, por naturaleza, les fascina tener la razón siempre. El argumento de odio al contrario es cada vez más poderoso. Nos hacen creer que el diálogo no es una opción, que uno de los bandos se debe imponer. La gente desea el bien común o lo mejor para ellos y su círculo, pero la poca madurez y profesionalidad de nuestros representantes nos provoca una visión muy cerrada y la creencia de que en esta historia hay buenos y malos. Es sano defender tus principios, pero siempre va a ser mejor junto al otro.