La tarifa de la luz es incomprensible. Aparentemente trata de complacer a los usuarios pero parece que el gobierno trata de recoger dinero de los usuarios, complaciendo a la vez a los entes autonómicos o locales, como en el caso de València, que tiene una prohibición para ruidos que comienza a las 22 horas, por lo que los usuarios no pueden poner aparatos como la lavadora, por ser sancionable con la queja de un vecino. En 73 años que tengo no he visto tantas mentiras en los políticos; en otros tiempos, los abusos del poder se aplicaban sin más, por ser dictaduras, pero hoy es incomprensible estar en una nación democrática con tantos embustes.