Una de las cosas que me ha gustado de las acciones del Ayuntamiento de València es llenar la ciudad de árboles, intentando no dejar alcorques vacíos. Si quitas los cuatro días de poniente, se puede estar muy bien en València en verano, simplemente buscando una sombra y con la brisa del mar. Con la sombra de los árboles, casi todos los trayectos pueden ser muy agradables. Los trayectos más incomodos, en las horas más calurosas de verano, son los que incluyen el cruce del antiguo cauce del rio, pues ningún puente, excepto uno, dispone de árboles que den sombra. Muchos ciudadanos optan por cruzar el rio por abajo, aprovechando la sombra que el propio puente da.

En el trayecto desde el centro comercial el Saler al de Aqua hay que cruzar uno de los puentes más largos de la ciudad, por encima de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El puente es muy bonito y turístico, pero nada práctico para los peatones, pues tiene pendiente. La otra alternativa es cruzar por abajo, pero no hay un camino recto, el camino te obliga a alejarte del puente, dando un rodeo y sin poder aprovechar la sombra. Yo solicito una reforma que facilite el camino inferior junto a los dos lados del puente, para que por las mañanas se aproveche la sombra de un lado y por las tardes el otro lado y acorte la distancia peatonal. Este caminó acercaría a dos barrios sin necesidad de usar el coche. En menos de un año se inaugurará la línea 10 del metro, con parada junto al centro comercial el Saler, y los vecinos de la avenida de Francia y Camins al Grau se podrían beneficiar de esta parada.