La Ley de Protección a la Infancia esconde el más descarnado desprecio a la paternidad, imposibilitando por completo el acceso de los hijos de padres divorciados a un sistema de custodia compartida si no existe acuerdo entre los progenitores. La Ley trata a los menores como meros apéndices de las madres, de tal modo que sólo podrán seguir siendo padres de sus hijos aquellos hombres a quienes sus ex-parejas se lo permitan. Anacronismo sin escrúpulos. Indefendible. Que un padre deba luchar años en los tribunales para tener a su hijo a su lado, apartado conscientemente por leyes, es que no cabe en cabeza humana. Es una tragedia de primer orden que no está en los medios de comunicación. Lacra de primera magnitud. Vergüenza que esto pueda darse como natural en la sociedad actual. Separar a los hijos de sus padres tendría que ser delito penal sin ambages en cualquier país no bananero. Vicente Pellicer García. aLCOY.