Existe la falsa creencia de que debatir sobre todos los temas de actualidad nos lleva a algo positivo. Bajo la falsa premisa de aportar diferentes puntos de vista para enriquecer la pluralidad de la sociedad llegamos a unos extremos que nos llevan a perder el norte. Ni todos los temas son debatibles, ni todas las opiniones son aceptables, especialmente cuando hablamos de la peor pandemia que vivimos: la de la violencia de género.Porque no, ni ser hombre es cada día más difícil, ni señalar al que maltrata nos mete a todos en el mismo saco. Ni tampoco las mujeres que no han vivido episodios de violencia, acoso o discriminación están legitimadas a negar el problema, ni mucho menos a cuestionar la voz de las que lo padecen a diario.Al final, todas estas falacias que se vierten sin consciencia ni escrúpulos tienen unas consecuencias: la de una sociedad donde cada vez son más los jóvenes que niegan la violencia machista. O que crecen con el convencimiento de que los celos son la más bonita prueba de amor… Concienciemos, eduquemos y denunciemos siempre. Porque esta es una batalla que hay que dar todos los días.