Hace unos días la organización ecologista Greenpeace impidió durante varias horas la descarga de un buqe gasero en el puerto de Sagunto como protesta por el empleo de combustibles fósiles. La descarga se produjo finalmente tras la actuación de la Guardia Civil. La situación actual, con precios de la energía por las nubes y con uno de los gasoductos que vienen de Argelia cortado, amenaza con un invierno muy duro para mucha gente y no parece el momento más oportuno para una protesta de este estilo. Tenemos un problema muy serio con las fuentes de energía pues todas presentan pros y contras. Las llamadas renovables como la solar o la eólica impactan sobre el paisaje gravemente y ocupan una extensión territorial muy considerable. Debemos ir a sistemas de ahorro de energía que minimicen los efectos sobre el medio ambiente. Parte de ese gas desembarcado en Sagunto puede que vaya destinado a las industrias azulejeras de Castellón, muchas de ellas dotadas de sistemas de cogeneración de energía; por cierto el buque Esperanza de Greenpeace, adaptado según la organización para que sea mínimamente contaminante utiliza un sistema de propulsión mixto diesel/eléctrico. Los motores diesel también contaminan.