22 de Diciembre, día de felicidad (mejor digamos "impacto" satisfactorio) para unos porque han sido agraciados con algún premio de la lotería, y decepción para otros que tenían puestas sus ilusiones en dicho sorteo; así como unas fiestas hechas a lo largo del tiempo en negocio de consumismo desbocado e incontrolado por "atractivos" que nada tienen de realidad, o lo que es lo mismo consumo malsano; las mesas de, independientemente sean católicos, agnósticos, ateos o cualquier otra religión o cultura, estarán a rebosar de buenos alimentos y, si cabe, de mejores caldos, dulces y licores.

En cuyo sentido me pregunto: ¿Qué es la Navidad? Por más que mis creencias vayan en una dirección, a las que no renuncio porque en ellas baso mi vida, considero la Navidad un momento de hipocresía y cinismo en una parte de la sociedad que, mirando a otra parte de la realidad o sea dando la espalda a ella, "venden" estas fiestas con falsedad extrema al tiempo que se/nos olvidan/mos de tantas vidas que no tienen qué llevarse a la boca. Y, sí, así somos. Por lo tanto, al menos reconozcámoslo y cuando nos miremos al espejo digámosnos ¡HIPÓCRITA! en lugar de considerarnos, como los hay, y muchos, mejor que los demás.