Siempre que tengo un rato libre cotilleo un rato Twitter o Instagram y me quedo alucinada de la cantidad de insultos y amenazas, hacia terceros, que leo por las redes. Los últimos acontecimientos que más me han llamado la atención, estos últimos días, han sido el tweet de un escritor independentista que animaba a sus seguidores a apedrear la casa del niño catalán cuyos padres ganaron, en los tribunales, un 25% de escolarización en castellano. Con la muerte de Verónica Forqué también han salido a relucir una serie de comentarios de lo más hirientes a una señora que no estaba bien, y no sabemos cómo le pudieron afectar estos insultos y faltas de respeto. Ahora supongo que esas personas –si tienen la más mínima empatía– se sentirán mal por haber vomitado tales descalificativos. Otras famosas han confesado que tienen que soportar a diario miles de insultos de sus haters, incluso algunas tienen que abandonar las redes sociales debido al malestar psicológico que esto les ocasiona. Hay mucho «valiente» acomplejado y envidioso que necesita expulsar su ira insultando a los demás, sin pensar en cómo puede afectar a la persona y lo que puede llegar a hacer. Alicia Barber. València.