El asunto de la vacunación de Djokovic es ridículo y equívoco. Ridículo por el círculo mediático y teatral que se ha realizado con esta acción y equívoco puesto que debe de anteponer la ley establecida y la moral colectiva a sus pensamientos y decisiones propias. Lo intento, pero me cuesta encontrar las razones objetivas para negarse a vacunarse... ¡el egocentrismo, Djokovic, tiene límites! Pero no voy a calificar el hecho sino voy a hablar de sus consecuencias y de lo que significa.

Primero, la ridícula noción de libertad con la que jugamos. Sigue pidiendo de libertad este tenista para que pueda, aun poniendo en juego la vida de los que le rodean, pasear por la calle…¡ oh! Si no puede hacer esta opción Dyokovic y poder contagiar a la gente…¡que cárcel, ¡qué esclavitud!, ¡qué locura! Esto es ridículo. El bien común está siempre por encima de sus apetencias personales. Voy a más, a este tío, le sobra el dinero y podría pasarse dos meses en su finca divirtiéndose, pasándoselo bien jugando al fútbol con sus niños, jugando al tenis, bañándose haciendo largos en su piscina, jugando a baloncesto, seguro que tiene una pequeña sala de cine y una cocina de 60 metros cuadrados. Tiene de todo y jamás sabrá lo que es un verdadero confinamiento que hemos vivido todos. Que no venga con milongas y tonterías y se vacune o se vaya a alguna de sus casas- fincas a llorar, el pobrecito.

Y el segundo punto haría alusión a la repercusión mediática que ha tenido este leve hecho, este incidente, esta tontería, este asunto que con una solución racional y fácil. Tomarla dura temporalmente el clicar de los dedos para hacerla, Entonces, ¿por qué despierta tanta expectación mediática? La pregunta correcta tras esto sería entender por qué pequeñeces como está pueden llenarnos de curiosidad y necesidad de información. Las pequeñas vicisitudes de las vidas ajenas, de las decisiones distantes, es lo que nos hace vivir, lo que anhelamos, lo que buscamos. Nos da emociones que no encontramos en otro lugar. Es triste ver cómo una de las noticias más utilizadas últimamente, como yo hago aquí mismo, sea que el tenista éste decida vacunarse o no decida vacunarse. Ridículo tanto su acto como su repercusión.