La medición del periodo transcurrido entre dos eventos siempre ha sido una constante en la Historia de la sociedad humana. Esta cuantificación del tiempo ha caracterizado la aparición de la civilización industrial y postindustrial. Aunque los excesos de este sistema de medidas han provocado un distanciamiento entre el origen del hallazgo y su interpretación actual. La puntualidad es indispensable en este estadio de la organización mundial donde el proyecto de desarrollo implica la escrupulosa exactitud de todas las interacciones sociales, culturales y productivas. Los pasos para conseguir un organigrama saneado son la clave de la solución integral al asunto tratado en esta carta. Alberto Jesús Lereu Sanchis. CATARROJA.