Parece ser que vamos volviendo a la normalidad pre pandémica con la retirada de la obligatoriedad de llevar mascarillas en interiores (excepto casos especiales) y, sinceramente, me asusta un poco esta nueva realidad. Más allá del miedo a las posibilidades de contagio, que obviamente están presentes, lo que más me preocupa es la eliminación de ese «escudo social» que representa la mascarilla para muchas personas. Poderse esconder metafóricamente tras una mascarilla puede hacernos sentir más seguros en ciertas situaciones por ocultar complejos o por sentir ese cierto anonimato que nos hacen pasar desapercibidos de una manera mucho más fácil. Este problema saca a la luz uno de los secretos mejores guardados de cualquier persona, que es ese espacio donde guardamos todo aquello que nos hace vulnerables. La eliminación de las mascarillas nos permite reconocer el impacto que ha tenido la pandemia en nosotros a nivel social y nos permite cuestionar y reflexionar sobre todas nuestras ansiedades y nuestros complejos. Quizás esta nueva medida sea un gran paso para muchos pero espero que nos sirva a todos para enfrentarnos a nuestros miedos y que nos acerque a aceptarnos tal y como somos, con nuestros complejos y nuestros defectos.