Cuando tenemos en nuestras manos el calendario laboral de cada año, lo primero que miramos son las fiestas y los famosos puentes. Los puentes los construimos con unos días que son fiestas y con algunos de nuestra disposición, dando como resultado unas mini vacaciones. Hay dos por excelencia el de la Virgen de agosto y el de la Constitución que es el 6 de diciembre que se junta con el 8 la Inmaculada.

El de agosto acaba de pasar y eran sábado, domingo y lunes.. El viernes por la tarde los motores de los coches estaban rugiendo para llegar lo más pronto posible. Otros el sábado a primera hora de la mañana ya estaban dispuestos para la salida. El destino es el pueblo de cada uno, que tuvieron que dejar para irse a la ciudad, por diferentes motivos. Normalmente hacen coincidir las fiestas con las del puente. Saben que los que se fueron volverán, como cada año a los pueblos de la España Vaciada.

Al encontrarse con los amigos y familiares, desde la última vez, hace que la nostalgia por el pasado, surja en forma de cosquilleo en el estomago e incluso alguna lagrima que se resbala por la mejilla.

El baile, las comidas y cenas, llenan los días sin apenas darse cuenta del paso del tiempo, hasta que llega el momento en que los coches están a punto de arrancar. Las despedidas son siempre dolorosas, pero existe la esperanza de que al año que viene se volverán a ver. Manuel Suesa Calvo. VALÈNCIA