Aunque el Ayuntamiento llevaba años tras la solución para el traslado de las estaciones de servicio urbanas, la del Parterre tuvo mayor impulso cuando la gasolinera en el año 2009 pidió negociar para trasladarla ante el gran avance de las raíces del ficus que podrían dañar las instalaciones, incluso ocasionar un accidente, peligro que refrendó el profesor José Francisco Ballester Olmos.

Hasta el año 2014 no hubo acuerdo para cambiar de ubicaciones esta estación de servicio y la de la calle Xàtiva a la avenida Taronchers, pero como el nuevo consistorio del 2015 no quiso que fuera en terrenos públicos, renegoció hasta que en el 2019 acordaron Ripoll y el Ayuntamiento montar sólo una estación y en la Ronda Norte, en terreno propiedad de la empresa suministradora de carburantes.

Mientras que en el acuerdo del año 2014 (Levante-EMV 26-12-2014) estipulaban que “la empresa debería comenzar el desmantelamiento de las instalaciones en los diez días siguientes a la puesta en funcionamiento de la nueva estación de servicio en la avenida de los Naranjos, y terminar en el plazo de un mes”, e “Incluía la inutilización de los depósitos de combustible y garantías que el subsuelo no quedara contaminado”, en el acuerdo del 2019 (Levante-EMV 14-05-2019) el Alcalde Joan Ribó “no fijó plazo para el desmantelamiento de ambas estaciones de servicio”, y que “el espacio liberado, en todo caso, se tendría que someter a un proceso de descontaminación”, sin especificar si ello entraba en las obligaciones del empresario de la mercantil.

Aunque en junio del 2021 quedó fuera de servicio la estación de servicio del Parterre, hasta febrero de este año no comenzó el concesionario a desmontar las instalaciones en superficie, quedando pendientes el inertizado y la retirada de los depósitos, y dejar en condiciones el terreno para que el consistorio pueda contratar las obras y añadir ese espacio al jardín, librando al ficus centenario de los destrozados bancos, barandillas y escalera que constriñen la expansión de sus raíces, muy visibles desde el último decenio del siglo pasado.

Por ello, a esperar que la mercantil distribuidora de carburantes quiera continuar, si está en el acuerdo, con la extracción de los depósitos y la descontaminación del suelo, o si es por cuenta del ayuntamiento a que esperan para terminar la faena, sin dejarla pendiente para la siguiente legislatura, por si acaso hubiera cambios y otros se colocan la medalla.

Entretanto, la buena foto desde el interior del jardín tiene en el exterior el contrapunto antiturístico de un almacenamiento de materiales utilizados para obras urbanas donde estuvieron las casetas y los surtidores.

Y el ficus, plantado en 1852, con sobrada razón ha vuelto pedir socorro, como hizo en el 2015 (Levante 04-02-2016), desgajando una gruesa rama, que la de entonces causo algunos deterioros, y la del día 7 de este mes cuatro heridos. Más de un cuarto de siglo para solucionar una urgencia en parques y jardines.

¿Y si le está afectando al árbol la contaminación del terreno donde están los depósitos, que ocupan mucho espacio y al parecer quieren llenarlos de arena y no extraerlos?