Campaña citrícola
Aurora Navarro Ortí
Cultivar cítricos para su venta no es una novedad. Tampoco lo es conocer que cada campaña es diferente. A pesar de ello, esta campaña es espeluznantemente distinta en las áreas golpeadas por la dana, tanto para las cosechas dañadas como, inexplicablemente, para las no dañadas. Mi familia tenía vendida una partida a un comercio de Carcaixent. La recolección estaba iniciada, parte de la fruta estaba pendiente de recolectar y llegó el 29 de octubre. Nuestra partida no tiene daño, por lo que nada obsta a que la recolección se finalice en tiempo y forma y se cumplan los compromisos adquiridos. Sin embargo, nada es así en nuestro caso. Se perjudica al agricultor, con excusas varias a cuál más incomprensible, y se espera que éste asuma lo que no le corresponde, y además, calle y acepte que los contratos no se cumplan. Nada podemos esperar de un sistema donde los compromisos no se respetan cuando no hay motivo alguno que justifique lo contrario. No necesitaremos una dana para desaparecer como civilización, únicamente unos cuantos Motillas más. Démosle tiempo.
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