Feliz Danavidad

José Antonio March Villalba

Ha pasado un mes desde la tragedia, y no nos podemos imaginar que pase el suficiente tiempo para curarlo «todo». No puede ser desalojado de nuestra memoria el padecimiento de las personas y, desgraciadamente, la pérdida de vidas humanas. Pero no «todo» está perdido, entre tanta oscuridad hemos visto que se encendía la llama de la solidaridad. Si el marrón del lodo se está empezando a teñir del color de la esperanza, está siendo gracias a todas las personas que han tirado para delante ayudadas por las gentes voluntarias, mención especial a la figura de la juventud. Antes de finalizar, quiero anunciar la venida un quinto jinete del Apocalipsis, porque se propaga silente tras los rastros del torrente que nos ha herido, le llaman el Olvido. Ahora que estamos a las puertas de la Navidad, dejen un hueco para acudir a compartir con toda esa gente una parte de nuestro tiempo, los tenemos cerca, sabemos cómo ir a ellos, no pido salir a los balcones, pido ir a sus puertas. Que nadie nos pare, hagámoslo por ellos, por nosotros, por las personas que no están y por las que vendrán. Buscar ahora que el tiempo cure puede ser de ilusos, pero yo animo a las personas a quitar el lodo del olvido acercándonos a los pueblos damnificados. Esas personas nos están esperando, nos necesitan. Compartamos al menos un poquito de nuestro tiempo con ellas en esta fría Danavidad. 

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