Pecados que claman al cielo

Josep Vicent Martínez

València

Hay pecados que claman al cielo. Entre ellos, matar a los inocentes y no hacer nada para que acaben las guerras, el odio, la violencia y el rencor. Hasta que no se consiga una paz firme y duradera debemos hacer oír nuestras voces, para que nuestro silencio no sea cómplice de tanta muerte y destrucción. Me refiero a la querida tierra de Palestina, donde la escalada militar plantea condiciones de vida incompatibles con la supervivencia de la comunidad de Gaza, etc. Personas mayores, niños y familias supervivientes están literalmente muriendo de hambre.

Ciertamente, no hay paz sin justicia y no hay justicia sin reparación física y moral. Necesitamos la paz para poder vivir. Necesitamos una sana convivencia en la paz. Necesitamos justicia, paz, verdad y fraternidad. Por eso, muchos reclamamos:

Que se respete el derecho internacional humanitario, que se permita la entrada de ayuda humanitaria, que se respete la vida de cada ser humano, de todos los seres humanos, especialmente la vida de los más vulnerables, niños, mujeres, ancianos, enfermos, población civil, que se libere a las personas secuestradas, que se abran corredores humanitarios para asistir a las personas, que cese el rearme mediante un embargo militar integral y busquemos una paz desarmada y desarmante,  que se ponga fin a la guerra en Gaza y se inicie la reconstrucción material y personal.

A todos se nos llama a ser ciudadanos amantes de la paz y de las condiciones que hacen que la paz sea posible.  Esa paz es fruto de la verdad, la justicia, el amor y el perdón. Que cesen todas las guerras y reine la paz en el corazón de todas las personas y en todos los pueblos de la tierra.

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