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La soledad anunciada y no deseada

Víctor Calvo Luna

València

Que una persona mayor haya permanecido muerta durante 15 años, en la Fuensanta (a 200 metros de mi domicilio), sin que nadie supiera de ella, y que, si no llega a intervenir fortuitamente la lluvia, a saber cuánto tiempo más habría sido ignorada, nos ha de interpelar y alarmar; tanto a instituciones como a ciudadanos, sobre la soledad no deseada que sufren muchas personas; y no sólo las viejas. Una sociedad individualista, temerosa del contacto directo, egoísta, que confunde valor con precio, que aprecia más la envoltura que la criatura, empobrecida moral y económicamente, produce la soledad no deseada que va en aumento. Me parece que en estos tiempos el refrán: «cada uno en su casa, y Dios en la de todos», lo hemos desvirtuado y llevado a extremos no deseados. Un dios omnipotente no puede sustituir a los humanos en sus obligaciones terrenales ni en sus conductas morales.

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