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Perder un hijo

Víctor Calvo Luna

València

Nos metíamos con el gordo de la clase; le llamábamos «pataqueta». Al síndrome de down le escondíamos el almuerzo y la cartera. Hace 60 años todos éramos unos críos frágiles, crueles e inmaduros. Nadie nos amonestaba por nuestra acoso continuado. No se habían inventado las redes sociales. Una niña se ha suicidado al salir de clase. Nadie tenía pistas sobre el bullying que estaba sufriendo; ni la escuela, ni los padres, nadie. Que tragedia perder una hija. Que impotencia pensar que si hubieras estado más cerca, si alguien te hubiera alertado, si la sociedad no mirara hacia otro lado, tal vez hubieran evitado su muerte. Qué tristeza social colectiva por no evitar la pérdida una vida en ciernes. Qué indignación y qué tristeza.

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