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El 'afterhours' de la Seguridad Social

Carmen González Coello

València

Ayer me hicieron una ecografía a las doce de la noche. No, no era el servicio de urgencias de un hospital, sino un centro externo de pruebas diagnósticas, abierto las 24h, y que tiene un acuerdo con Sanidad para ayuda a paliar el colapso que vive nuestro sistema sanitario. Mientras esperaba a ser atendido, me puse a reflexionar sobre el tema, pues una ya no sabe si pedir cita médica o apuntarse a una rave sanitaria. La cosa ha alcanzado niveles de surrealismo ibérico: me comentan hoy que también hay sesiones de radioterapia para enfermos de cáncer a las nueve de la noche. Al menos, no hablamos de hospitales de campaña, ni de quirófanos de guerra, sino de centros privados que tienen convenios con Sanidad. Aquí tenemos el nuevo afterhours del bienestar: en vez de cubatas y baile, resonancias y ecografías.

Dicen que así se reduce la lista de espera. Claro, por eso los pacientes salen directos de la fase REM al TAC. Y si el radiólogo bosteza, no es que le falte café: es que lleva diecisiete horas analizando fémures o algo peor... 

 Nos prometieron una sanidad "universal y eficiente", pero lo que tenemos es una discoteca sanitaria con luces de neón y batas desechables.

 Y lo peor no es la hora: es la resignación. A la gente le parece normal. "Mira, al menos me lo hacen pronto", dicen, como si la salud pública fuera una tómbola de feria. Nos están domesticando con anestesia de horarios imposibles. Que si la resonancia a las 2:40, la colonoscopia al alba y, ya si eso, la analítica en ayunas perpetuas.

En este país, uno puede morirse esperando turno... o curarse por insomnio. Y mientras tanto, los gestores—esos artistas del PowerPoint— se felicitan por su "optimización de recursos". Lo próximo será abrir quirófanos con DJ y barra libre de suero.

España, año 2025: pionera mundial en medicina afterhours. Que no nos falte el humor, porque la paciencia ya se agotó.

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