Fue la escuadra contra la que el Llevant disputó (y venció) la promoción de ascenso a 1ª del año 1963, aquel episodio en Vallejo que sirvió para alimentar las ilusiones de generaciones de levantinos durante cuatro décadas de travesía del desierto (1965-2004). Hoy, la visita de los gallegos también podría resultar decisiva. El equipo «granota» cuenta con 15 míseros puntos en su casillero, y dos bolas de partido por delante. Una victoria ante el Dépor es providencial para ir a Elche con ánimo renovado.

Todo lo que no sea cerrar la 1ª vuelta con 21 puntos va a disparar todas las alarmas en Orriols y con razón, porque tras la visita a Altabix, llegan Villarreal, Athletic, Málaga y Barça. Si no se vence a Depor y Elche, el Llevant podría hundirse en la tabla y entrar en una de esas dinámicas nefastas que se dan en el fútbol, una eterna calma chicha en el Trópico y embarcados en un velero.

Tal es la trascendencia del encuentro de esta noche, tras cinco partidos consecutivos sin conocer la victoria y 3 de los últimos 15 puntos conseguidos.

Hay una cierta conjura para arrimar el hombro e ir todos a una, desde la grada. Sin embargo es evidente que el desánimo en la afición crece partido a partido, y precisamente porque no ve al equipo arrimar el hombro, no ve la actitud adecuada, la única posible en este club. La afición del Llevant es como esas ballenas que llevan cien años surcando los océanos y estan llenas de magulladuras y veteadas de arpones: a base de palos se ha hecho sabia. Y se vuelca con los suyos cuando estos se lo merecen, por actitud, y al margen del resultado. Lo ha demostrado ampliamente, pero la imagen de los últimos partidos en Orriols y la del Calderón y Málaga no invitan al optimismo. Tampoco las convocatorias de Alcaraz y su empecinamiento en algunas cuestiones: dejar fuera a Camarasa, el mejor mediocentro de la plantilla, y a Toño, muy por encima de Nikos; premiar a Pedro López y Juanfran, que están fatal y además lanzaron un órdago al club hace unos días, amenazando con marcharse si seguían siendo suplentes; poner a Ivanschitz, cuya única aportación es el balón parado, con lo que la banda izquierda es un gran coladero, anunciado al rival en neón. Por si faltara poco, la debilidad defensiva se consolida con la presencia de Sissoko, que solo ha sudado la camiseta frente al Valencia. Son muchas decisiones equivocadas, en nuestra humilde opinión.

Hace semanas que se especula con incorporaciones: Oriol, Guerra, ahora Gilardino. ¿Para qué quiere el Llevant otro delantero si Martins no ha tenido aún ni ocasión de coger ritmo de partidos? El problema del Llevant no es de jugadores; creo que tiene mimbres de sobra para confeccionar un once de garantías, con 4/5 suplentes dignos. Es de intensidad y de testosterona. Es de saber elegir a los hombres dispuestos a dejarse la vida para levantar esto. La llegada de un delantero tendría un cierto efecto balsámico sobre una hinchada muy crítica con la planificación deportiva de este año, pero el Llevant ahora mismo solo necesita puntos y salvarse.

Y para conseguirlo hay que contar con lo que hay. No hay falta de calidad; esto se levanta con grandes dosis de testosterona. Y claro: con alguien al mando que valore a los hombres preparados para desmayarse sobre el campo, como Camarasa, el capitán del 63 que fue sacado del campo exhausto, tras acabar el partido ante el Dépor. Esos son los hombres que necesitamos.