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Bombeja agustinet

Los 6 puntos del derbi

Hay una jerarquía de lamentos. Los del Valencia, justos y razonables, pasan de puntillas sobre el hecho de que tras Madrid, Barça y Atleti, están ellos, pero por debajo suyo aún quedan esos a los que en los trinquets llaman «la pobrea». Al levantino los lamentos del vecino le suenan a milonga, acostumbrado a las injusticias de la casta que porfía por mantener el statuo quo en nuestro fútbol. La indignación por el arbitraje en San Mamés, no es distinta a la que generó el 2-1 que no entró en la portería de Mora (2005), o el fuera de juego en el 0-1 de Mata (2011). La historia granota está trufada de episodios así; sin ir más lejos el del sábado pasado, con el recital de Velasco Carballo, el árbitro que entendió al revés la divisa de Robin Hood: robar a los pobres para dárselo a los ricos. La abismal diferencia estriba en que el levantinismo apenas tiene altavoces para el quejido. Y la resignada indignación lleva décadas acumulándose junto al hígado. Hay una jerarquía de lamentos. Y tanto.

Desde que el Llevant regresó a 1ª en el siglo XXI, el de hoy es uno de los derbys más desequilibrados, si observamos ambas plantillas, y sin contar el del 1-5 en Orriols (2008), con el Llevant en estado de descomposición. A golpe de talonario, Lim ha armado un equipazo para el cual la exigencia mínima es entrar en Champions. Todo lo que no sea eso se traducirá en un balance de cuentas negativo en su inversión. Como ya es tradicional la escuadra granota se presenta en Mestalla con más valencianos y canteranos y, pese a la teórica inferioridad, un derby es un derby y seguro que el once que salte al césped va a dar la cara, como hizo en el Bernabeu, donde el 1-0, por cierto, fue ilegal. Iglesias Villanueva, el trencilla designado para hoy, es otro de esos árbitros que jamás se equivoca a favor del equipo de inferior presupuesto. Alcaraz y Catalán ya le han advertido que no se deje influir por la presión del entorno blanquet, pero el gallego no es, ni mucho menos, un antisistema.

El levantinismo, con aquel quiste junto al hígado, ha aprendido a vivir en este circo, con discreción y cierta resignación. Sin embargo está dispuesto a defender con uñas y dientes que el sueño siga vivo. Así, armados con unas modestas espadas de madera, los blaugrana tienen un objetivo mucho más importante que entrar en Champions: la permanencia. Quedarse en 1ª es la vida para un Llevant al que le vendría enorme hacer frente a sus compromisos en 2ª, por no hablar de las consecuencias para el crecimiento social. Por eso el derby de Mestalla es crucial, más allá de la rivalidad. Es un partido similar a aquel que finalizó con empate sin goles en 2011 y que sirvió para certificar la salvación.

Hay momentos del derbi llamados a quedar en la retina. El infartante poste de Mata en el último suspiro de aquel partido es uno de ellos; el golazo de Morales en la primera vuelta (2-1), otro. El Llevant llega a Mestalla tras uno de sus mejores partidos del año, frente al Sevilla, con Camarasa de nuevo al mando, con 700 levantinistas en la grada y muy consciente de la transcendencia del choque. La previa no puede ser más prometedora: el Llevant se impuso 1-2 en el derbi femenino; y empató en el juvenil, tras rehacerse de un 0-2 adverso. Y aun hay un dato más para el optimismo. Por segunda vez, como en 2011-12, el Llevant llega al partido de vuelta con la opción de ganarle los seis puntos al Valencia, algo que ninguno de los dos ha conseguido hasta la fecha, pese a la consabida cantinela del «yo quiero que el Llevant esté en 1ª y así tenemos 6 puntos seguros». Hoy será el vigésimo derby en liga. Una victoria redondearía la efemérides. Y alimentaría el sueño de otro año más en la elite.

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