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Entrevista | David Barral

"¿Mi futuro? En cualquier ciudad española se vive muy bien y seguiré dando guerra"

«Cuando finalice el campeonato, si todo se cumple y los objetivos han llegado a buen fin... veré qué hago», señala

"¿Mi futuro? En cualquier ciudad española se vive muy bien y seguiré dando guerra"

A la salvación queda ponerle la guinda...

Tal vez nos quedan un par de puntos para lograr la permanencia. En parte dependemos también de lo que hagan los rivales directos, que tienen partidos difíciles. Ojalá se arregle todo con una victoria nuestra. Dependemos de nosotros y lo tenemos al alcance de la mano.

¿Por qué se les da tan bien el Atlético en Orriols? Simeone ha vencido en todos los campos menos aquí y en el Camp Nou.

Quizás hemos aprendido a tenerle cogida la medida al Atlético de Madrid, en el sentido de que, con menos calidad y recursos, somos un equipo parecido en su forma de jugar. Tenemos compartida esa agresividad a la hora de entender el juego.

Siendo un rival grande, aprovechan bien recursos más propios de equipos más humildes, como vivir de los errores del contrario.

Sí, sacan mucho provecho con el añadido de que tienen jugadores de mucha calidad, lo cual les hace doblemente peligrosos. Pero con nuestras armas y jugando en casa, seguro que se lo volvemos a poner difíciles. Para ello tenemos que hacer un partido muy completo, sin errores de concentración. Hemos preparado a conciencia el encuentro durante la semana y esperemos que todo salga genial.

¿Siendo colistas al final de la primera vuelta, tiene la sensación de que el equipo se ha quitado de encima una losa muy grande?

Nuestro secreto ha sido no dar nada por perdido durante la Liga, a pesar de que las cosas no marchasen bien o que en varios partidos nos pusiésemos por detrás en el marcador. Hemos tenido en muchas jornadas la clasificación cuesta arriba, pero lo hemos sabido llevar con naturalidad, sacando fuerzas de donde no las hay. Al final ese sacrificio se ha vuelto en recompensa.

El Levante UD ha sabido, además, elegir muy bien las victorias. Ha sido el equipo que más puntos ha sacado en los enfrentamientos de entre todos los de abajo.

Los partidos que teníamos que ganar los hemos ganado, que son contra los equipos de nuestro nivel, nuestros rivales directos. Eso te da doble moral. No sólo por los puntos, también psicológicamente. Eran algo más que victorias. Ahora nos quedan tres partidos que hay que afrontar sabiendo que nos queda sólo un pasito.

A nivel personal, no empezó bien, reaccionó en la segunda vuelta y ahora hasta se pone la música de Camela en la megafonía para inspirarle...

(Risas). Sí, en general el club (medita su respuesta) me aprecia mucho y sabe cuál ha sido mi fortaleza y mi sacrificio diario que hago por esta entidad. Las cosas han salido bastante bien. Todos mis goles se han convertido en puntos, con lo complicado que eso resulta en un equipo humilde como el Levante UD.

¿Pese a todo, cree que se podrá recordar este año como un año bueno?

Estamos contentos y si conseguimos la permanencia se podrá decir que fue una temporada buena. Individualmente porque los goles han llegado y colectivamente también, si conseguimos el objetivo.

Ha marcado 10 goles y está a un tanto de igualar su mejor registro, con 11 en la campaña 2007/08, la del ascenso con el Sporting.

Aquel fue mi mejor promedio. No soy de fijarme esa clase de objetivos cuando empieza la temporada. Pero conforme se va acercando la cifra, lo mejor es alcanzarla. Eso es lo que me gustaría, superar ese récord lo antes posible pero con la idea puesta de que el equipo puntúe y gane siempre.

Usted ya es el máximo goleador en Primera de la historia del Levante UD, junto a Riga. ¿Qué se siente?

Bien, creo que es una anécdota. Lo importante es que esos 17 goles han ayudado a que el equipo esté en Primera división. Ojalá siga metiendo goles, no solo este año sino también el que viene.

¿Y marcándolos aquí, en el Levante UD?

Sí.

¿Cree que es posible seguir? Se ha llegado a dar como seguro su fichaje por el Málaga.

El club ha tomado la decisión de dar el paso cuando el equipo se salve y yo voy a esperar a que acabe la Liga para decidir mi futuro. Creo que es lo más idóneo. Cuando finalice el campeonato, si todo se cumple y los objetivos han llegado a buen fin... veré qué hago.

Se lo preguntaré de otra manera. ¿Se vive mejor aquí o en Málaga?

(Risas). Se vive muy bien en las dos ciudades. Mientras esté en España se vive muy bien en cualquier parte. Así que, ya sabes, sea donde sea seguiré dando guerra.

No me ha resuelto el misterio. En cualquier caso, qué ha significado el Levante UD para su carrera?

Yo he tenido un antes y un después en mi carrera, como fue el año en Turquía. Ese «antes» fue bonito porque viví una etapa maravillosa en Gijón. Pero la de ahora está siendo más bonita todavía. Estoy jugando más partidos, estoy siendo un jugador más importante en el equipo, estoy metiendo más goles. Las cosas me están saliendo mejor. Esta segunda etapa está siendo más decisiva.

Ante el Atlético va a cumplir, justo ese día, 32 años. Se dice que es una buena edad para los delanteros.

Yo me encuentro bien. Los números dicen que corro muchos kilómetros. Y no sólo a trote, sino también a esprint, lo cual escenifica el desgasta que uno hace. Estoy tranquilo porque sé que a mi físico le quedan muchos años para seguir jugando.

¿De qué manera se saborea el fútbol pasados los 30? ¿Cambia la visión de cuando uno es joven?

Cuando eres más joven uno tiene la sensación de estar continuamente nervioso. El fútbol se vive igual, viviéndolo las 24 horas del día. Pero uno no puede quitarse el nerviosismo que lleva en el interior por ser novato, por no tener experiencia. Cuando sumas años y partidos lo tomas todo con mucha más tranquilidad, no te afecta, todo tiene más pausa.

¿Qué enseña el fútbol para la vida?

El fútbol me ha enseñado muchísimo. He tenido entrenadores como Manolo Preciado que me ayudaron a ver la vida de otra manera. Los valores que el fútbol transmite a los futbolistas son claves. Ese sacrificio y esa lucha en el día a día, en cada entrenamiento, te fortalece interiormente. Para luchar por objetivos, por la vida misma.

¿Cómo era Preciado? ¿Es el entrenador que más le ha marcado?

Sin duda. Estuve con él seis años y me lo dio todo. Me hizo debutar en Primera división, fue el que confió en mi. Fue algo inolvidable. Tenía su carácter, como todos los entrenadores. Tenía una mano izquierda formidable para manejar los vestuarios y tener a los jugadores contentos. Además, con buenos resultados. Me hizo sentirme querido. En el Molinón fue, de hecho, donde se creó la canción de «Dásela a Barral que meta gol», que también me cantan aquí.

¿Cómo ve el tema de la huelga?

Estamos unidos con todos los equipos de Primera división. Nosotros queremos que el futbolista salga beneficiado en todos los aspectos. La AFE nos está ayudando y valoramos mucho ese apoyo.

¿Cómo se explica a cualquier vecino de a pie que gente millonaria vaya a la huelga por un tema de impuestos?

Es que no son temas de salarios de los futbolistas. Va enfocado al reparto de los derechos de las televisiones. Nosotros no tenemos nada que ver, podemos dar nuestra opinión, pero no tiene nada que ver con nuestro salario.

De niño empezó jugando al fútbol sala.

De pequeño era lo que mi familia me inculcaba en deportes. La verdad es que el fútbol sala se me daba bastante bien. Luego me pasé al fútbol y vi que se me daba todavía mejor (risas).

¿Pasar por el fútbol sala le ha dado algún plus?

Te da una capacidad técnica que el fútbol, en la etapa base, no te da todavía. Los comienzos no son los mismos en las dos disciplinas. La calidad y la técnica la adquieres en el fútbol sala, luego esa ensañanza la trasladas al césped.

Con 17 años pasó a la escuela del Madrid. ¿Cómo fue dejar San Fernando e ir a la gran capital para un chaval?

Fue todo de sorpresa. Era diciembre y yo jugaba en San Fernando. De un día para otro pasó todo. Sabía que me estaban siguiendo varios equipos, pero bueno, nunca creí que me iba a fichar el Madrid. De repente verte en Madrid, rodeado de Ronaldo, Raúl, de todos los cracks... Uno tarda en darse cuenta del lugar en el que está. Pero poco a poco, con el entusiasmo de todo chaval, tiré hacia adelante y pude hacerme hueco. Primero en el juvenil, luego en Tercera, luego en Segunda B y cedido en el Fuenlabrada. A partir de ahí ya todo ha sido una lucha contínua.

¿Le entró más morriña del sur siendo un chaval en Madrid o alejado en el aquel año en Turquía?

Extrañé mucho más mi tierra en Madrid. Era pequeño, tenía 17 años, había dejado a mi familia, mis amigos, mi infancia. Lo de Turquía ya me pilla con 15 años, ya estaba más acostumbrado.

Usted tomó la vía de muchas promesas. Como Negredo, como Mata, tuvo que buscarse otro equipo ante la imposibilidad de ganarse un hueco en el primer equipo.

Nosotros sabíamos que son muy pocos los que tocan el primer equipo. Con lo cual lo aprovechamos para formarnos y prepararnos para la vida real que nos esperaba fuera del Castilla. La escuela del Madrid es como un instituto. Te preparas para demostrar lo que has aprendido en otro equipo. Hay alguno que sí es capaz de dar el salto, pero sucede en contadas ocasiones.

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