Para radiografiar a Robert Sarver, el banquero de Arizona que ultima la adquisición del Levante UD, hay que olvidar la extendida definición del empresario extranjero que compra un club y lo dirige desde discretas apariciones públicas en segundo plano. Un perfil en el que entrarían magnates como el ruso Roman Abramovich (Chelsea) o, en un ejemplo más cercano, el singapurés Peter Lim, que delegan la acción y la imagen de su proyecto en asesores y ejecutivos de su total confianza. Con Sarver tampoco encaja el arquetipo común de los dirigentes de clubes españoles.
A Sarver le rodea un extenso equipo, pero es de los empresarios hechos a sí mismo que prefiere estar en la primera línea, ocupándose directa y personalmente de la agenda. Esa es la impresión de los patronos que han tenido ocasión de convivir con el dueño de los Phoenix Suns en los días que ha permanecido en Valencia para agilizar las avanzadas negociaciones de compra del club granota. «Tiene un estilo muy directo. No es amigo de ir con rodeos y todo lo expone de forma sencilla y muy clara. Va al grano. Defiende su posición a veces de manera impetuosa, muy pasional, incluso parece que la negociación vaya a romperse definitivamente, pero acepta escuchar a su interlocutor y, si es preciso, darle la razón», reconocía uno de los patronos de la Fundación consultados por este periódico.
Uno de los aspectos que más destacan quienes le han conocido es cierta capacidad de seducción, dominando el discurso, la escena, y jugando si se tercia con los silencios o gestos de complicidad. «Se nota que tiene la genuina facilidad oratoria que se atribuye a los norteamericanos», desgrana el mismo patrono, en alusión a la especialidad educativa, llamada show and tell „mostrar y hablar„, que se imparte desde una pronta edad en los colegios de Estados Unidos. Es en ese territorio, afirma un segundo patrono „a quien el encuentro con Sarver le ha hecho cambiar su primera negativa a dar su conformidad a la venta„, en el que el banquero de Tucson se muestra más convincente: «Desprende carisma. Eso se nota, tiene capacidad de liderazgo y te gana con el discurso. Sabe lo que quiere y cómo lo quiere expresar. Y lo hace siendo sencillo. No va con romanços y a pesar de su condición no es ningún estirado, no marca distancias, es cercano». Esa proximidad la trasladó aunque no tenga un dominio del castellano, idioma que sólo entiende en parte.
Esa «contagiosa personalidad» la exhibe también en el desempeño de su cargo. Con los Suns no duda en saltarse las normas no escritas de decoro como dirigente, y vive el juego como un aficionado más. Protesta, aplaude, grita y celebra cada canasta. Si es necesario, también se dirige a los aficionados, como cuando tomó el micro en un amistoso de Phoenix contra San Antonio para comunicar que devolvería el precio de la entradas porque los visitantes habían acudido sin sus estrellas: «Este no es el partido por el que habéis pagado una entrada que tanto os ha costado de pagar». Si se confirma su llegada, con Sarver el fútbol español no tendrá simplemente un nuevo dirigente más, impondrá también un estilo y estética muy distintos a la imagen habitual en los palcos.
De Sarver agradó su conocimiento del mundo del deporte y la claridad con la que expresó sus planes. Haber gestionado ya una franquicia de la NBA como los Phoenix Suns le da metros de ventaja, en una opinión compartida en el Patronato, respecto a otros inversores: «No se trata de alguien que se haya enriquecido y caiga en el mundo del fútbol como un capricho. Sabe cuál es el terreno que pisa y que el deporte no obedece a la lógica empresarial de otros campos financieros. Es consciente de que los resultados dependen de un proyecto bien estructurado», opina, muy convencido, un tercer miembro de la Fundación. «Su prestigio y seriedad vienen confirmadas con su experiencia en la NBA, o con su trayectoria como banquero», añade. Por último, la descripción mediante un vídeo de sus proyectos en favor de la comunidad de Tucson y Phoenix, en favor de colectivos discapacitados y discriminados conmovió a más de un patrono: «Ahí nos ganó a muchos. Son iniciativas que podrían adaptarse a la función social de nuestra Fundación y, así, fortalecer todavía más su proyecto».
