Pasarán otros 106 años y el levantinista seguirá aplaudiendo partidos como el de anoche, con un equipo dispuesto a dejarse la última gota de sudor en el campo, aunque sea para empatar contra un rival de Champions.

El Sevilla se apoderó del partido desde el saque inicial. Con dos extremos rápidos y habilidosos „Kakuta y Vitolo„, el equipo hispalense abrió el campo para crear espacios por el centro. Funcionó. Pese a la buena labor de Feddal, las primeras grietas defensivas del Levante UD se hicieron palpables. En el minuto 11, el riojano ganó un balón dividido en el costado izquierda gracias a sus echuras. Controló y pasó a N'Zonzi, quien, de manera inexplicable, recibió solo en el centro del campo. A más de veinte metros de distancia, el francés probó fortuna y sorprendió a Rubén, resignado a observar como el esférico entraba pegado a su palo derecho. Un golazo y un golpe duro que acogotó al equipo todo el primer tiempo.

Alcaraz, activo desde la banda, exigió a los suyos que se incorporasen con más valentía, con más determinación, pero sólo Morales y Toño, en cabalgadas individuales inquietaron a la trabajada defensa del sevillista. Camarasa, Verza y José Mari cortocircuitaron. Cuando el balón pasaba por sus pies, el equipo parecía congelarse generan do algunas dudas que se contagiaron en el ambiente. La sensación era que los de Emery esperaban la ocasión para dar la estocada definitiva.

Antes del descanso, Vitolo protagonizó la mejor jugada del partido. Dribló a diestro y siniestro en una conducción que terminó en el área pequeña, en un mano a mano con Rubén. Un guante milagroso del gallego evitó el 0-2 y arrancó los aplausos de la grada. Fue la señal a la que aferrarse.

En la reanudación, el Sevilla FC empezó a sestear. Cayó en la tentación de pensar en la Liga de Campeones y se fue del partido. Ghilas, Deyverson y un superlativo Morales tiraron del equipo. Su chispa encendió la magia. En un balón colgado, Verza remató cerca del poste izquierdo y Beto rechazó mal. El balón quedó suelto y Camarasa hizo de cazagoles y emergió para embocar en la línea de gol.

Se escenificó un guión calcado al del partido ante el Celta, con Orriols volcado y el Levante UD desatado, esta vez con un once contra once sobre el césped. Y Alcaraz movió ficha. Entró Iván por un ovacionado Morales a la vez que Casadesús dio descanso a Deyverson.

El partido se rompió en pedazos. Beto salvó un disparo, lejano pero con intención de José Mari. A continuación, sin descanso, una combinación al primer toque en la frontal propició un disparo desviado de Ghilas desde la media luna. El Sevilla respondió y Juanfran, con la mano, evitó el 1-2. Penalti no señalado por Iglesias Villanueva. El cansancio hizo el resto hasta el final, cuando se celebró con una ovación el segundo punto del año.