Aseguran algunos teóricos que la Historia de la humanidad es cíclica, es decir, se repite cada cierto tiempo. Algo así sucede en el Camp Nou, donde todos los partidos parecen haberse jugado en el pasado. El que ayer perdió el Levante UD es uno más. El equipo de Alcaraz planteó una primera parte aguerrida, sufrida, disputada en el balcón del área propia con la esperanza de que Ghilas y Roger hallaran el camino hacia el gol. En la segunda, como está escrito, el cansancio, los espacios, el talento y un empujón del árbitro acabaron por decantar la balanza con un 4-1 que viene a certificar que el partido importante es el del miércoles en el Ciutat de València ante el Eibar.

Anoche el Barcelona encaró el partido con rotaciones y ganas de sentenciar lo antes posible. Su reto era ahorrar combustible. Sandro y Munir en el césped; Iniesta y Suárez en el banquillo. No había mejor declaración de intenciones. Pero no fue el mejor día del Barça. El Levante UD plantó batalla con dos líneas muy juntas en la frontal del área, a veces dentro. Todos en campo propio, juntos, a sufrir y esperar una contra rápida.

Desde el inicio, Messi y Neymar marcaron el compás, pero el equipo culer sonaba algo desafinado sin su tercer tenor. Tanto, que después de algunas ocasiones tímidas, a los 20 minutos de juego comenzó otro partido distinto. Roger y Ghilas, con el apoyo de Toño en la izquierda, empezaron a carburar. Cualquier balón rechazado se convertía en un amago de ocasión, hasta que Ghilas, a raíz de una jugada embarullada, consiguió conducir hasta el área. El francoargelino se quedó, algo escorado, ante Ter Stegen, y su disparo se fue fuera. Ya saben, la Historia es cíclica. Como los errores de Borbalán, que se equivocó con dos fueras de juego de Roger y el propio Ghilas.

Messi respondió con una arrancada hacia la portería que sólo pudo detener Rubén con una valiente salida. Luego, Neymar y Sandro estuvieron cerca de romper la muralla levantinista. No acertaron con sus remates ante un Rubén que crecía bajo los palos, como la inquietud en can Barça.

El primer tiempo del Levante UD, muy combativo, con el único lunar de los errores en el pase en la creación de juego, terminó con una amarilla a Verza tras frenar a Messi en la frontal del área. El argentino no supo transformar el libre directo. Oxígeno para los pulmones, ilusión para los corazones.

Respuesta tras el 3-0

No obstante, el segundo tiempo no pudo empezar peor para los valencianos. Una falta de comunicación en el eje de la defensa dejó sólo en el área pequeña a Bartra, muy animado en labores ofensivas. El catalán tuvo tiempo para controlar y rematar antes de marcar el 1-0. Aunque Bartra lo hizo mal, lo cierto es que un traspiés impidió a Rubén blocar el balón.

Ese gol complicó mucho las cosas y poco después, en una jugada muy parecida —iniciada en la derecha y acabada en la izquierda— fue Neymar el que remachó muy cerca de la portería. El cuero acabó entrando entre las piernas de Iván y Trujillo, como si la mala fortuna quisiese meter el 2-0.

Para apuntillar los peores minutos granotas, Trujillo derribó a Neymar dentro del área y Messi no falló desde los once metros. Fulminó las esperanzas de milagro.

A partir de ahí, el Levante UD se liberó. El equipo se sacudió los complejos y aprovechó que el Barça había activado el modo ahorro de batería para dar un paso al frente e intentar lucir algo en ataque. Con muchos más espacios y sin la tensión habitual en los jugadores del Barcelona, nombres como Casadesús y Deyverson —entraron por unos agotados Ghilas y Roger— aportaron oxígeno al ataque. Ter Stegen vio como tenía que emplearse en disparos lejanos y centros envenenados. Casadesús, tras un córner, rompió el maleficio goleador en el Camp Nou, cuatro años después del gol de Stuani, y se apuntó el 3-1.

No se puso demasiado nervioso el Barça, que gracias a su insultante posesión del balón y un último gol de Messi —el argentino falló un segundo penalti señalado por Borbalán tras un forcejeo con Feddal—, cerró un episodio más en la historia de los Barcelona-Levante UD. Cíclica, al menos de momento.