Ni el sistema táctico, ni la pareja de mediocentros, ni la dupla de delanteros, ni siquiera los errores arbitrales, las lesiones o la mala suerte. Fue la racanería lo que condenó al Levante UD en Coliseum Alfonso Pérez, donde ayer cosechó la tercera derrota de la temporada, acompañada de una imagen alarmante y una goleada (3-0) frustrante. La alerta se intensifica, sobre todo, si se tiene en cuenta el calendario que espera a los granotas, ahora en descenso, con el Villarreal y el Real Madrid a la vuelta de la esquina.

Pero más allá de los rivales, preocupa el nivel del Levante UD. En los últimos días, ante dos equipos nominados al descenso como el SD Eibar y el Getafe CF, los de Alcaraz han suspendido el examen.

De nuevo con el 1-5-3-2 sobre el tapete, el técnico granadino apostó por un planteamiento conservador frente al Getafe CF. Los levantinistas, con Lerma, José Mari y Camarasa muy juntos en la medular, buscaron los robos rápidos para conectar con Casadesús y Deyverson en los contragolpes. Nunca lo lograron. Poco a poco, los azulones superaron la presión del Levante UD y, tanto Pedro León por la derecha como Lafita por la izquierda, comenzaron a crear problemas en la frontal.

Sin embargo, el partido debió cambiar de rumbo en el minuto 20. Noblejas, ya con una amonestación, derribó clara e inocentemente a Camarasa dentro del área. Pese a su proximidad con la jugada, el colegiado decidió no señalar la pena máxima y, además, mostró amarilla al de Meliana por su falta posterior. Error de bulto que influyó en el devenir del encuentro.

No se sobrepuso a ello el Levante UD. Por enésima vez en lo que va de curso, el equipo se encomendó a la valentía de Morales, siempre incansable. Sólo él probó, con disparos tímidos y lejanos, las manos de Guaita. Por su parte, Deyverson y Casadesús se evaporaron sobre el césped. El brasileño perdió infinidad de balones, mientras el balear revoloteaba en el terreno de juego sin concretar su posición. Cierto es que no recibieron ningún esférico con ventaja. Las imprecisiones en el pase son una losa para los levantinistas, incapaces de avanzar con posesiones largas. El balón quema, y mucho, en las botas azulgranas.

Antes del descanso, Trujillo recibió un golpe en un ojo y tuvo que marcharse del campo. Alcaraz, como sucedió ante el SD Eibar, redibujó al equipo. Configuró un 1-4-4-2 con Morales y Lerma en los extremos, José Mari y Camarasa en el centro e Iván y Toño en los laterales. Aparentemente, el equipo prometía algo más en ataque para la segunda parte. Una apariencia que decepcionó.

Guaita evita el empate

El segundo tiempo fue para el Getafe CF. Escribá movió bien el banquillo refrescando su zona de ataque, en la que Pedro León, Sarabia y Scepovic rozaron el gol con ocasiones muy claras. El goteo de centros al área granota y los tiros lejanos sólo fue el anuncio de la tragedia que estaba por llegar. La respuesta de Alcaraz, en cambio, se hizo esperar. Ghilas no entró hasta los últimos doce minutos, cuando los azulones ya se habían adueñado del partido y la escasa afición getafense encendía los ánimos en las gradas.

En uno de los balones colgados, Álvaro Vázquez remató sólo en el área pequeña. El balón fue centrado, pero Rubén no supo ni blocar ni despejar. Acabó por introducir el cuero dentro de su propia portería. El mazazo, aunque esperado, hundió al Levante UD, que todavía pudo empatar gracias a un mal despeje de Alexis hacia su propia meta. Guaita se encontró el balón y evitó la igualada en el marcador.

En los últimos minutos, Emi tras una galopada por la izquierda y Álvaro con un remate de desde la derecha, apuntillaron al Levante UD y encendieron todas las alarmas.