«Tienes que jugar 50 partidos en el Levante UD. Estoy emocionadísimo de verte, nos veremos todos los días. Muchas gracias por venir, muchas gracias por venir y elegir a nuestro Levante UD. Muchas gracias, porque tenías a otros equipos, lo sabemos, y has elegido a nuestro Levante UD». Cariñosa, emotiva, sincera y, sobre todo, auténtica. Así fue la bienvenida que, a sus 85 años, José Besalduch —más conocido como «El Gasolina» entre la parroquia granota— brindó el pasado domingo a Giuseppe Rossi en el Ciutat de València.

Su abrazo, salpicado por alguna lágrima, ya ha traspasado fronteras para conmover al fútbol italiano. La Serie A (la entidad homóloga a la Liga española en Italia) y los principales medios de comunicación del país —Corriere dello Sport, Repubblica, Tuttosport...— se han hecho eco de las imágenes en las que «El Gasolina» se funde con «Il Bambino» entre palabras y gestos de agradecimiento. «Conmovedor recibimiento de un súper aficionado del Levante UD a Giuseppe Rossi en su presentación», «Un aficionado abraza a Rossi en una escena que da escalofríos», «El anciano seguidor del Levante UD que abraza a Rossi: Gracias por venir»... Son algunos de los titulares que encabezan las informaciones sobre el encuentro entre Besalduch y Rossi.

Con todo ello, el vídeo que recoge toda la secuencia del encuentro se ha convertido en un fenómeno «viral» en las redes sociales y ha convertido a «El Gasolina» en un símbolo a nivel internacional del sentimiento levantinista, esperanzado con la llegada a la capital del Túria de Rossi. El número de «retuits» y «me gusta» se ha disparado en las últimas horas.

Besalduch, un incombustible

Sin embargo, los habituales al estadio del Levante UD saben que Besalduch no sólo aparece con los fichajes mediáticos. «El Gasolina» es uno de los fijos en las presentaciones de los futbolistas azulgrana y, en la medida de lo posible, siempre saluda personalmente a los jugadores para desearles suerte y dejarles claro que han tomado la decisión acertada.

Besalduch, emigrado a Valencia desde el interior de Castelló cuando era joven, era el encargado de obra de uno de los edificios que se construyeron alrededor de Vallejo, el antiguo estadio del Levante UD. Desde las alturas de aquella obra, junto a su cuadrilla de amigos, presenciaba los encuentros y así le vino, de por vida, la vena granota.